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Una urbanización pone en peligro el monte de El Pardo

La asociación ecologista Aepden ha denunciado públicamente el peligro de desaparición que supone para el monte de El Pardo la posible construcción de una urbanización en su límite norte, con lo que evitaría el paso de las corrientes migratorias de las aves que viven en esta reserva natural -aunque no oficial- hacia la sierra madrileña.

Los terrenos sobre los que se proyecta la construcción de la citada urbanización -denominada Los Pajareros- están calificados, urbanísticamente, como no urbanizables. Su uso agropecuario ha de ser, también según el planeamiento urbanístico, como cultivo de secano. Todo ello impone una serie de limitaciones a las posibles construcciones a realizar en ellos, tales como que las parcelaciones mínimas han de tener una extensión de 25.000 metros cuadrados y que la construcción no rebase en ningún momento el metro cúbico por cada cinco metros cuadrados de parcela. Sin embargo, todas estas limitaciones pueden ser solventadas, a la hora de promocionar una urbanización, por caminos estrictamente legales.La urbanización Los Pajareros se anuncia públicamente como «un hermoso y salvaje territorio», a la vez que ofrece a los posibles compradores la ocasión única de adquirir una parcela de 25.000 metros cuadrados «para disfrutar de la Naturaleza en toda su plenitud», y asegura una pronta, revalorización de los terrenos.

Pero la creación de una urbanización precisa de unas obras de infraestructura -alcantarillado, agua, luz, etcétera- que, en las dimensiones de lo que debe ser, en teoría, una explotación agrícola, aparecen como excesivas. La solicitud para realizar esas obras de infraestructura ya fue cursada, en su momento, al Ayuntamiento de Colmenar Viejo, en cuyo término municipal se encuadra la proyectada urbanización.

Terreno agrícola

Pero el informe emitido por los técnicos municipales no dejaba lugar a dudas: el terreno no es urbanizable, y en el caso de que se realice en él alguna construcción deberá tener, exclusivamente, un fin agrícola de secano o, en todo caso, una utilidad pública e interés social, que no se dan en el caso de Los Pajareros.Además, el terreno en cuestión está incluido en el Plan Especial de Protección del Medio Físico de la Provincia de Madrid y calificado dentro de la Zona Especial de Protección de Primer Grado. Toda esta previsión legal con respecto al monte de El Pardo fue hecha, en su momento, con la vista puesta en la posible declaración de este entorno ecológico como parque natural, aspiración largamente reivindicada por los grupos ecologistas madrileños.

Sin embargo, si urbanizaciones como la que ahora se proyecta consiguen su objetivo, esto es, la construcción, el monte de El Pardo podría irse quedando, paulatinamente, encerrado en los límites oficiales que ahora ocupa -aunque no declarados como parque natural-, con lo que su misión ecológica en el entorno madrileño habría desaparecido. Es decir, si poco a poco las urbanizaciones van cercando el entorno natural del monte de El Pardo, llegará un momento en el que, aunque no se construya dentro de él, su única misión quedará relegada a ser zona verde en Madrid -un Retiro, un gran parque-, pero sin ninguna finalidad puramente ecológica y de conservación de las especies que anidan en él. El ejemplo puede ser el Retiro: es una gran zona verde, un gran parque, incrustado dentro de la malla urbana madrileña, pero no sirve para propiciar la supervivencia de las aves.

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Además, en términos puramente urbanísticos, la única explotación agrícola que se realiza en los alrededores de El Pardo, tal como prevé la legislación, es la de rosales y gladiolos, que crecen, como motivo ornamental -en Los Pajareros y en otras urbanización cercana, Los Chortales- junto a los chalés construidos.

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