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La guerra en el desierto

"Marruecos utiliza aviones Mig-17 egipcios en el Sahara"

Los campos de refugiados saharauis del sur de Argelia cuentan desde la semana pasada con un nuevo habitante, Mohamed Ali Uld Sid el Bachir. Mohamed Ali acumulaba, hasta hace pocos días, toda una larga relación de cargos políticos de importancia regional en el régimen marroquí: diputado por Smara, alcalde de la deshabitada ciudad de Ambala, delegado del Ministerio del Interior, delegado de la Media Luna Roja (equivalente a la Cruz Roja) marroquí...Las influencias político-administrativas de Mohamed Ali tienen que venir de antiguo: ya en los últimos años de la colonización española trabajaba para la Inspección de Trabajo de El Aaiún. Hasta que hace unos pocos días, coincidiendo con la batalla de Smara, se decidió pasar al Polisario, Mohamed Ali era, al parecer, un hombre con entrada en los círculos políticos marroquíes más restringidos. Según se deduce de las declaraciones que nos hizo el pasado sábado a un grupo de periodistas de diversas partes del mundo, Mohamed Ali gozaba también de una gran libertad de movimientos. Su pertenencia a la Comisión de Exteriores del Parlamento marroquí le proporcionaba también una buena información sobre el transcurso de la guerra del Sahara.

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«He visto con mis propios ojos», dice Mohamed Ali, «una delegación de militares americanos y egipcios en El Aaiún a finales del mes pasado. Antes, y durante este mismo año, estuvieron también allí tres o cuatro misiones militares más, americanas y francesas.

Además de la delegación egipcio-americana, pude ver también en El Aaiún a un grupo de diecisiete a veinte militares franceses. Poco antes del ataque saharaui a Smara había en esa ciudad otra delegación militar francesa, compuesta esta vez por trece hombres.»

El mismo sábado en que hablábamos con Mohamed Ali tuvimos también la oportunidad de entrevistarnos con un grupo de marroquíes prisioneros de la batalla de Smara. Algunos de ellos observaron la presencia, entre la aviación marroquí que acudió en defensa de la ciudad, de «un grupo de aviones negros que no había visto en mi vida».

Estos «aviones negros» serían los Mig-17 (aviones soviéticos vendidos, presumiblemente, a través de Egipto) que Mohamed Ali dice haber visto también en el aeropuerto de El Aaiún. «Los pilotos de los Mig no eran marroquíes». ¿Se trataba acaso de pilotos egipcios? «No lo sé», dice Mohamed Ali, «lo que sí sé es que no eran marroquíes.»

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Desvelando sus contactos políticos, Mohamed Ali dice haber visto al coronel Dlimi, brazo militar del rey Hasan II, poco después de la batalla de Lebuirat. «Dlimi me dijo que había ofrecido su dimisión al rey y que éste le había respondido: "Si tú me presentas tu dimisión, ¿a quién se la puedo presentar yo, que soy el jefe supremo de las Fuerzas Armadas?".»

Según Mohamed Ali, en los últimos tiempos pudo tener algunas conversaciones más con el coronel Dlimi, quien le habría confesado que «ya no había ninguna zona segura para los marroquíes en el Sahara», que «si se pierde el Sahara, Marruecos corre el peligro de posibles movimientos independentistas rifeños y bereberes» y que «los altos militares marroquíes son traidores y sería necesario formar un Estado Mayor mixto, compuesto por marroquíes y extranjeros».

El ex diputado marroquí dijo también que la Comisión de Exteriores del Parlamento, a cuyas reuniones asistía, se había calificado de «improvisada» la ocupación de Dajla (antigua Villa Cisneros), después del abandono mauritano.

Mohamed Ali reveló también que los marroquís han comenzado a concentrar, al sur de sus fronteras originarias, a parte de la población nómada de la zona, que allí recibe armas e instrucción militar. Según nos ha dicho un importante dirigente saharaui, Marruecos podría intentar apoyarse en viajas diferencias tribales para hacer tomar parte en la guerra a los nómadas del sur de su país.

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