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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ante el 25 de octubre

EL ATENTADO de ayer en Guecho, la suma de los actos terroristas de los últimos días en el País Vasco, obligan a prever una escalada de atentados, perfectamente sincronizada, de cara a sembrar el miedo en Euskadi y crear unas condiciones de inestabilidad ante el referéndum del próximo día 25. Esta cadena de crímenes -inmoral y estúpidamente alimentada por la continuación de la «guerra sucia» por parte de la ultraderecha- se propone crear las condiciones para que esa consulta popular -y cualquier otra futura- no llegue a celebrarse, como consecuencia de presiones extraconstitucionales que nos devuelvan al túnel del tiempo autoritario. En su defecto, la ofensiva intenta cargar el clima ciudadano de una tensión y una crispación tales que la asistencia a las urnas resulte seriamente dañada por el temor y las amenazas. Como en anteriores campañas, los terroristas no tienen nada que perder y mucho que ganar con sus acciones criminales. Lo mismo les da que un golpe de fuerza -por lo demás, prácticamente inverosímil- cierre el camino para que el pueblo vasco pueda dotarse libremente de un Estatuto de Autonomía, que llevar a la sociedad vasca a un grado tal de deterioro e intimidación que las consignas abstencionistas puedan abultarse con las ausencias motivadas por las amenazas y el miedo. Porque el nacionalismo radical prefiere cualquier salida que, no sea el régimen de autonomía para el País Vasco, ya que las instituciones de autogobierno les condenaría al aislamiento y a la gradual extinción.Las elecciones de marzo y abril de 1979 mostraron la pujanza de Herri Batasuna en relación con las expectativas que infravaloraban sus posibilidades. Pero los votantes de la coalición emparentada con ETA militar apenas representan un 10% de todo el censo electoral de Vizcaya, Guipúzcoa y Alava. Frente a esa minoría, las bases de los partidos que apoyan la participación activa y el voto afirmativo en el referéndum del 25 de octubre -PNV, PSE-PSOE, UCD, PCE y EE- están en condiciones de asegurar una alta concurrencia a las urnas y un mayoritario respaldo del Estatuto de Guernica. De ahí la necesidad en que se encuentran ETA y Herri Batasuna de impedir su segura derrota en las urnas.

Los portavoces de Herri Batasuna, fieles discípulos de los ideólogos y propagandistas de los movimientos totalitarios, han descubierto que el mejor procedimiento para hacer pasar como verdad una mentira es desmesurar hasta límites gigantescos las falsedades y repetirlas hasta el desfallecimiento. Autores o cómplices de la campaña de terror e intimidación lanzada en el País Vasco, los hombres del abertzalismo violento inculpan al PNV, a los partidos llamados «españolistas» y al Gobierno de ser sus perseguidores y los responsables del deterioro de la convivencia en Euskadi. Los verdugos se disfrazan de víctimas. Y para dar mayor verosimilitud a esa siniestra operación de travestismo político, los parlamentarios de Herri Batasuna dan los pasos necesarios para obligar al Congreso a elegir entre dos malas soluciones: convertirlos en mártires o solidarizarse implícitamente con ellos, garantizándoles su inmunidad.

No resulta fácil predecir si ETA y Herri Batasuna lograrán reforzar los porcentajes de abstención. Pero si consiguieran triunfar en ese empeño, desde ahora mismo hay que denunciar que su éxito no sería la consecuencia de la libre adhesión de los ciudadanos a sus tesis, sino el artificial resultado de las intimidaciones y el miedo. Tras la escalada de la violencia Criminal de ETA, los datos del abstencionismo carecerán de la significación política e histórica que hubieran podido tener en un clima de paz y normalidad. Sólo contarán, en definitiva, los votos afirmativos y negativos que aquellos ciudadanos con conciencia cívica suficiente para ejercer sus derechos depositen en las urnas. Esas mismas urnas que algunos dirigentes de Herri Batasuna consideran sólo útiles para ser rotas, en la mejor de las tradiciones del fascismo español e internacional.

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