Italia acepta la instalación en su territorio de armas nucleares
El Gobierno italiano aceptó el principio de la instalación en su territorio de parte de los 572 misiles nucleares que deberán reforzar en los próximos años la defensa de los países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El Gobierno de Roma dio la «luz verde» para la instalación en el curso de una reunión de la Alianza Atlántica celebrada en septiembre último en Bruselas, pero su anuncio fue retrasado hasta ayer.
, Italia es el primer país de la OTAN -si se exceptúan Gran Bretaña y Alemania Federal, que poseen en sus territorios armas atómicas propias o ajenas- que acepta la instalación de misiles nucleares. El anuncio de la «luz verde» italiana se produce a los cuatro días de la concesión unilateral del presidente soviético, Leónidas Brejnev, consistente en reducir en 20.000 hombres y mil tanques las fuerzas de la URSS en Alemania del Este. El líder soviético propuso también limitar el despliegue de los nuevos misiles soviéticos SS-20 -unos 120 han sido instalados desde hace dos años- en la parte occidental de la URSS, a cambio de que la OTAN renuncie a modernizar su armamento nuclear. La respuesta formal de la Alianza Atlántica se producirá en diciembre de este año.La aceptación italiana podría tener efectos «contagiosos» en otros países miembros de la OTAN, hasta ahora reticentes a instalar armas nucleares en sus territorios. Bélgica, Holanda, Dinamarca y Noruega, países en donde determinadas fuerzas políticas se oponían a incrementar en período de crisis los presupuestos militares para poder modernizar el arsenal nuclear, pueden ahora adentrarse por la vía abierta por Italia. A ellos se dirigió Brejnev, asegurando el sábado que «la URSS nunca utilizará armas nucleares contra países que no las produzcan y que no las almacenen en su territorio».
Incluso antes de que se diese a conocer ayer la decisión italiana de «hospedar» a misiles Cruise -no es todavía seguro qué los Pershing sean instalados en territorio italiano-, los principales países de la OTAN rechazaron la propuesta del líder soviético.
El presidente Carter dejó bien sentado en su conferencia de prensa del martes que no tenía la intención de aceptar la oferta y que sus dos principales objetivos consistían en sus interlocutores eurofianza de sus interlocutores europeos en el marco de la OTAN y obtener la ratificación del tratado SALT II por el Senado de su país. Por su parte, el general Bernard Rogers, comandante supremo de la OTAN, advirtió ayer a los países occidentales que no se dejen influir por la «propaganda y presiones» soviéticas destinadas a impedir el despliegue en Europa de misiles nucleares de mayor alcance. «Occidente no debe permitir que la Unión Soviética decida por nosotros cuáles han de ser los medios para hacer frente a la amenaza que supone la URSS y el Pacto de Varsovia», dijo Rogers.
Los expertos europeos y estadounidenses opinan que la propuesta de Brejnev permitiría a la URSS consagrar definitivamente su superioridad militar en el escenario europeo. La construcción e inskalación de cohetes Cruise y Pershing II en Europa Occidental debería permitir restablecer el equilibrio nuclear en el viejo continente, amenazado por los bombarderos soviéticos Backfire y por sus misiles SS 20, de más de 4.000 kilómetros de alcance.
Las cifras por sí solas ponen de relieve la desproporción existente en Europa entre ambos bloques militares. El Pacto de Varsovia posee unos seiscientos misiles de medio alcance, y otros tantos bombarderos que cumplen las mismas funciones. La OTAN, por su parte, cuenta tan sólo -incluidas las fuerzas francesas que teóricamente no forman parte de la estructura militar de la organización- con 148 misiles de medio alcance y un centenar de bombarderos. A la diferencia cuantitativa hay que añadir la cualitativa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.