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El Papa planea sus próximos viajes

Juan Arias

Juan Pablo II no se cansa de viajar. Llegó el lunes a Roma, después de un viaje agotador, y ya ha anunciado ayer un nuevo viaje para el 21 de octubre próximo. Irá en peregrinación al santuario mariano de Nuestra Señora de Pompeya, cerca de Nápoles. Aunque no lo ha dicho el Papa, en ambientes vaticanos se daba ayer por seguro que en esta ocasión Juan Pablo II se parará en la ciudad de Nápoles para rezar en la catedral ante la sangre de San Genaro, una reliquia muy discutida, pero muy querida de los napolitanos. Precisamente en estos momentos están muy contentos por que después de unas vacaciones muy largas «sin milagro» hace poco la sangre volvió a licuarse. Ocurrió precisamente días antes del terremoto que sacudió media Italia. El hecho que en Nápoles no sucediera nada fue atribuido a una gracia de San Genaro. Si el Papa se detiene en Nápoles será importante conocer en qué términos abordará el tema de la «religiosidad popular», que precisamente en Nápoles está en el centro de la atención de estudiosos religiosos y de sociólogos de la universidad.Anunciando el viaje, el Papa dijo ayer que quería ir a Pompeya para «dar gracias a la Virgen Santísima aún con mayor fervor y para implorar la gracia de la paz y de la conversión», después de su último viaje a Irlanda y a Estados Unidos. Ya antes del viaje, Juan Pablo II había visitado el santuario de la Virgen de Loreto para «poner el viaje bajo su protección». Ya no cabe duda que el papa Wojtyla, que lleva en su escudo de obispo la «M» de María, será un gran paladín del culto mariano.

Precisamente en la audiencia de ayer afirmó que su último viaje había sido «una catequesis itinerante en la cual he querido subrayar por todas partes y a todo género de personas el auténtico e imborrable patrimonio de la doctrina católica». Pero, además de este viaje a Pompeya, el Papa realizará otro viaje muy gracioso dentro de Roma. Lo hará en tren, con motivo de la «jornada de los ferroviarios». El Papa saldrá de la minúscula estación del Vaticano a bordo de un tren modernísimo. El tren en el que viajará por Roma el papa Wojtyla tendrá sólo cuatro vagones. Los romanos, que tienen gran sentido del humor, en cuanto han sabido la noticia han dado al Papa el nombre cariñoso de «payaso de Dios».

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