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Diálogo casi imposible entre especialistas sobre ciencia y conciencia

Un diálogo casi imposible entre físicos, psicoanalistas, neurólogos, filósofos y otros especialistas ha sido patrocinado y mantenido por France-Culture durante una semana en la ciudad de Córdoba. Voces procedentes de campos tan dispersos intentaron recuperar la vieja unidad del saber humano, hoy fragmentado y desarrollado en multitud de ciencias. Basados en ciertos descubrimientos de la Física Cuántica que echan por tierra las concepciones de la materia, el espacio o el tiempo newtonianos, los patrocinadores de este encuentro han intentado buscar la síntesis entre dos «lecturas del Universo»: la idealista y angélica y la que nos ofrece la física materialista.

France-Culture ha intentado de nuevo lograr en Córdoba la unidad perdida. ¿Cuál ha sido el resultado de este encuentro? Cinco días no han bastado para reparar una escisión de siglos. Todo el pensamiento occidental «se ha nutrido de aquel esquema que tan fructífero ha resultado ser, por otra parte, para el desarrollo de las ciencias positivas».«Hoy, sin embargo», consideran los patrocinadores del encuentro, «por las averiguaciones más avanzadas en especialidades tan diferentes como la Física Cuántica, la Psicofisiología y la Psicología de las profundidades, se tiene la impresión de que nuestro horizonte cultural está cambiando.»

A lo largo de los días que ha durado el coloquio se han presentado numerosos trabajos, de nivel muy superior a la contradicción y mediocridad de los debates. Los físicos hablaron aquí de todo menos de física; mientras los psicoanalistas hablaban también de todo menos de su especialidad. En palabras de cierto sector crítico, «los científicos aquí reunidos se han expresado en sus intervenciones de manera no científica. Ha sido un congreso de científicos, pero las conversaciones han sido charlas de café; cada participante no nos ha informado de su especialidad. Así, los físicos han hablado de conciencia, los biólogos, del Universo y de estados místicos; los psicólogos, del alma... ; con ello, cada profesor ha hablado de lo que más desconocía».

«El lema del congreso, Ciencia y Conciencia», continúan, «ya nos hizo temer este resultado. También se ha patentizado cierto malestar por parte de asistentes muy aferrados quizá a una postura marxista excesivamente dogmática, según los cuales «parece que los participantes en el congreso científico han sido escogidos más por sus opiniones religiosas que por sus conocimientos científicos. No ha sido invitado ningún behaviorista, ningún conductista, nadie que explique los mecanismos del espíritu en su relación con la mecánica de los sistemas orgánicos. Se ha tendido a las explicaciones espiritualistas.

Un debate, pues, el de Córdoba, en el que una vez más científicos de numerosos campos y pensadores han vuelto a soñar con la unidad perdida del saber. Sin embargo, parece poco posible la recuperación de la vieja síntesis. «Creo en la necesidad de coloquios como éste, multidisciplinarios», declaró a EL PAÍS Carlos Castilla del Pino, testigo cordobés del coloquio, observador oficial de la Universidad de Córdoba en el mismo, «aunque sólo sea a título de adquirir una información del ámbito de cada materia, pero no estoy convencido de que estos coloquios puedan ofrecer conclusiones generales».

En lo que sí está de acuerdo Castilla del Pino con lo debatido es en la aspiración a superar la «dicotomía entre mundo objetivo y mundo subjetivo, paradigma del pensamiento occidental, no existente, al parecer, en el pensamiento oriental, donde están unificados ambos mundos y donde no existen tales palabras y, por tanto, los conceptos a los que hacen referencia. En este sentido, sí que estoy de acuerdo en considerar que la dicotomía entre mundo objetivo y mundo subjetivo introduce una separación tajante entre las ciencias llamadas humanas y las ciencias llamadas de la naturaleza. La alternativa a ello es que lo subjetivo también sea entendido como perteneciente al mundo de lo real». Quizá, pues, la síntesis entre unas y otras áreas del conocimiento tenga que darla cada ser humano en la unión entre su mundo interno y el externo.

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