Más de 8.000 niños no han empezado el curso
Como ya viene siendo tradicional todos los años, el comienzo del curso escolar provocó airadas manifestaciones de los padres y de las madres de los niños en protesta por el irregular inicio de las clases. Colegios no terminados por retrasos en su construcción, y otros que no funcionan por falta de profesores, arrojan en Madrid una cifra de al menos 8.000 niños que no han podido empezar el curso con normalidad. Entre tanto, los profesores interinos y los de oposición libre se constituyen en asamblea para exigir trabajo y acusan al Ministerio de aplicar una política de reducción de presupuestos, en beneficio de los centros dedicados a la enseñanza privada.
Algo ha cambiado, sin embargo. Cuando el viernes pasado un grupo de madres fue a pedir explicaciones al Ayuntamiento de Getafe, se encontró con que el alcalde, Jesús Prieto, les apoyaba en todo y que él mismo ordenaba fletar varios autobuses para dirigirse a la delegación provincial de Educación de Madrid y exigir responsabilidades al Ministerio. Los alcaldes de los nuevos ayuntamientos no están dispuestos a cargar con culpas que consideran que no son suyas, y la delegación de Educación tendrá que soportar una presión mucho más intensa.Este año, también como siempre, los problemas han afectado sobre todo a los pueblos del cinturón industrial y ciudades-dormitorio. Los datos se van repitiendo monótonamente y en todos los casos se centran en que no se han cumplido los plazos de construcción de nuevos centros y cuando sí hay colegios resulta que los profesores no aparecen. Así, en Getafe faltaron 35 profesores el día del inicio oficial del curso; en Móstoles, cuarenta. Leganés batió el récord, con casi setenta ausentes, y en Coslada, 34 más. Haciendo un somero cálculo, a base de multiplicar el número de profesores por los cuarenta niños que dirigen por clase, se puede afirmar que sólo en estas cuatro localidades hubo 7.200 niños que acudieron puntuales a su cita con el nuevo curso y se encontraron con la puerta cerrada.
También, como todos los años, la Delegación de Educación explicó vagamente las causas de la no comparecencia de profesores y prometió que al día siguiente el tema estaría completamente subsanado, lo que obviamente no fue así. La delegación nombró el jueves novecientos profesores, que debían haberse incorporado el viernes, en palabras del delegado, Ricardo Jerez. Pero la normativa legal les concede un plazo de una semana para presentarse en su centro de trabajo, por lo que la cobertura de los puestos vacantes va lenta, aunque se espera que el próximo lunes la situación sea por fin de plena normalidad.
Ricardo Jerez declaró a EL PAÍS: «A muchos profesores se les asignó plaza en el concurso del 20 de agosto y, efectivamente, no se presentaron en sus puestos. Puede ocurrir que también se hayan presentado al concurso los 10.000 (por el que se provee de maestros a todas las ciudades que superan esta cifra de población) y estén esperando el resultado para elegir entre las dos opciones. Por supuesto, esto no les justifica y la delegación podría pensar en tomar las medidas pertinentes.»
Aunque esta situación se reproduce todos los años, el hecho de que no se hayan adoptado soluciones lo explica así el delegado provincial: « Es una laguna técnica que a base de experiencia estamos subsanando.»
La opinión de los maestros en paro constituidos en asamblea y la de algunos expertos consultados no se limita a calificar el problema como una simple laguna, y apunta a una situación administrativa de verdadero caos, que ha permitido que los casos excepcionales hayan adquirido, por su importancia numérica, la categoría de regla general, por lo que ya no valen soluciones de parcheo.
En la adjudicación de vacantes para el presente curso entran, al menos, en consideración ocho sistemas diferentes de acceso a las plazas. Pero especial atención merece la situación de los profesores que disfrutan de una comisión de servicio. Se llama así a aquellos que están cumpliendo una función en cualquier estamento docente o centro de investigación, al que se accede no en virtud de concursos, sino por sistemas especiales. Estos profesores suelen tener al mismo tiempo un puesto de trabajo normal reservado en cualquier población, pero que no lo ocupan hasta asegurarse de cuál les interesa más. Existen así demasiadas plazas cubiertas teóricamente, pero vacantes en la realidad.
La falta de coordinación del Ministerio se advierte asimismo en los múltiples casos en que un profesor se presenta a dos o tres diferentes tipos de oposición, los gana todos y en todos se le reserva plazas, cuando es obvio que sólo podrá estar fisicamente en una de ellas. La reiteración de estos casos induce a pensar que no se lleva un control mínimo de nombres que impida, si no su presentación en dos concursos, sí la adjudicación de plazas en ambos.
Luego ya se dan casos que merecen pasar a la antología del despiste. La asamblea de maestros aseguró lo ocurrido en Parla, donde 35 profesores fueron destinados a un colegio que no existe desde hace tres años.
Al margen de los problemas de personal, y para completar el panorama, se contabilizan los fallos burocráticos de adquisición de material. En Móstoles se da el caso de un colegio que no se puede utilizar porque falta de todo, incluso el mobiliario. Otros dos construidos este año cuentan con muebles, pero carecen de material pedagógico. En San Fernando de Henares, el colegio El Olivar debía estar terminado en junio, pero aún no lo está. Quinientos niños esperan en sus casas.
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