Liberales y centristas, vetan al conservador Bohman como primer ministro de Suecia

Tras la definición del pleito electoral, una nueva etapa se ha abierto en Suecia, que tiene como primera meta la formación de un nuevo Gobierno. Ayer, el primer ministro, Ola Ullsten, presentó su renuncia al presidente del Parlamento, Henry Allard, pero el actual Gobierno seguirá en forma interina, aunque sólo para la atención de cuestiones meramente administrativas, sin posibilidades decisorias en ningún problema importante.

La formación del nuevo Gobierno no ocurrirá antes de los primeros días de octubre. El primero de ese mes inaugurará sus sesiones el nuevo Parlamento y su primera tarea será elegir un nuevo presidente.Cumplido este requisito vendrá la etapa de formación del nuevo Gobierno.

Varias alternativas se barajan estos días respecto a este punto del nuevo Gobierno, pero la que tiene más fuerza y más lógica es la de un Gobierno burgués tripartito. Todo indica, empero, que ese objetivo no será alcanzado fácilmente.

Tanto el centrista Fäelldin como el liberal Ullsten han reiterado su posición de no ceder al líder conservador el cargo de primer ministro, ni tampoco la cartera de Economía. Si bien ambos dirigentes admiten que los resultados electorales no los han dejado en posición de poder ser exigentes en las negociaciones con el otro partido del bloque, argumentan que juntos, liberales y centristas, tienen más escaños que el Partido Conservador: 102 contra 73.

Bohman, cuya habilidad política le lleva a no mostrarse demasiado arrogante con los otros partidos del bloque, ha declarado, sin embargo, «que el nuevo Gobierno deberá reflejar los resultados electorales en la distribución de las carteras ministeriales».

Programa económico

Es probable que el líder conservador decline sus ambiciones de ser primer ministro, pero lo es menos que renuncie a la aplicación de su programa económico, ya sea por su directa presencia en el Ministerio de Economía o a través de un hombre de su entera confianza.No debe olvidarse que, quizá más que la política, en la que hizo un ingreso tardío, la verdadera preocupación de Bohman son los negocios. Pero éstos y aquélla son inseparables y sucede que el líder conservador es el representante de los más poderosos intereses económicos en la política de Suecia. Y es precisamente en tomo a la política económica que girará, ahora más que nunca, por ser años de recesión, la vida del país.

En su campaña electoral, Bohman puso el énfasis en la rebaja de los impuestos, y las cifras indican que ello le reportó buenos dividendos. Bohman sostiene que la rebaja impositiva operará por sí sola una incentivación y un crecimiento económico, que asegurarán el pleno empleo y el mantenimiento del actual nivel de vida.

La espera socialdemócrata

El partido de Palme, en este contexto, ha trazado rápidamente su estrategia desde una posición más cómoda que la de sus oponentes del bloque burgués.Aunque no lo han dicho públicamente, los socialdemócratas no deseaban una victoria por el margen de un escaño. Palme ha dicho, después de conocer el resultado definitivo, «que el país tenía necesidad de un Gobierno socialdemócrata para arreglar la difícil situación económica dejada por los burgueses». No ha podido ser esta vez, pero el líder no descarta que pueda ser a breve plazo.

Desde su posición de partido ampliamente mayoritario -2.352.439 votos contra 1. 106.284 del segundo partido, el Conservador-, la socialdemocracia apuesta a la realización de nuevas elecciones no más allá del próximo mes de junio.

Mientras tanto, se desentiende de lo que ocurra en el bloque burgués en sustentativas de formar Gobierno. Si se forma, los socialdemócratas no le asignan larga vida, en virtud de sus contradicciones intemas. Hasta la realización del plebiscito sobre la energía nuclear, previsto para marzo, no forzarán su caída. Después, no se sabe.