Las injusticias regionales
El autor de este libro, catedrático de Econometría de la facultad de Ciencias Económicas de Málaga, es bien conocido y estimado por su amplia dedicación a los problemas demográficos andaluces. Su libro se publica en la colección Laureano Figuerola, dirigida por Fabián Estapé y Juan Hortalá, de la Universidad de Barcelona. Y a la hora actual, en que se va a institucionalizar la tensión en Cataluña entre los autóctonos e inmígrados, esta obra parece oportunísima y sintomática.Porque es un libro técnico, pero a un tiempo autobiográfico, en cuyo largo prólogo de cuarenta páginas el autor «necesita» explicar el motiverde lanzarse a escribir y «necesita» hablar de sí mismo. La experiencia de su vida familiar -unos padres de economía modesta, pero ordenada, y «con nula propensión a amasar una gran fortuna, sobre todo si ello exigía la explotación de los demás»- le ha llevado, sin duda, a rechazar la idea del hombre como un ser «que está en el mundo para que engrose el PNB» y a preocuparse más por la calidad de la vida viendo la economía como una ciencia social. No es casual que al frente del libra reproduzca el autor un párrafo de su maestro, gran defensor también del medio ambiente, José Luis Sampedro, cuyo tono resuena armónicamente en toda la obra de Barbancho.
Disparidades reginales y ordenación del territorio
Alfonso G. Barbancho. Ariel, 1979.
El desarrollo eufórico de la economía española a partir del plan de estabilización de 1959, el crecimiento explosivo a que dio lugar con ciega creencia en que podía ser ¡limitado, le produce al autor un fuerte contraste con sus vivencias familiares y es posible, según nos dice, que ese sea el origen de sus inquietudes sociales. Esta preocupación social le lleva a estudiar las migraciones interiores españolas, crecientes desde 1950, reducidas a partir de 1970 y hoy prácticamente frenadas. «¿Por qué -se pregunta el autor- millones de españoles tuvieron que abandonar lo suyo -su tierra, su pueblo, sus escasos bienes, sus familiares, sus amigos- para irse a otros puntos, casi siempre para no volver más?» «¿Cómo fue y es posible que los políticos y economistas ortodoxos... no alcanzaran a ver los millones de víctimas existentes en esos emigrantes que habrían dejado de serlo, posiblemente con una mejor y equitativa distribución territorial del sector industrial que estaba suplantando al sector agrario?»
Y este es el gran tema del libro. Cómo lograr una menor disparidad regional por una ordenación del territorio, bajo un nuevo concepto del desarrollo que logre «la satisfacción de las necesidades, al menos en su mayor parte, dentro de áreas no demasiado grandes- y utilizando precisamente sus propios recursos». ¿Es esto una regresión? No, si progreso significa «la capacidad de los hombres y de las comunidades de realizarse, por sí mismos, de ser más independientes, de tener más libertad».
Para el autor la capacidad industrial del país ha tocado techo y esta es la razón principal de la persistencia de la crisis que padece España desde 1973. Hay que convencerse de que «vivir en una economía estacionaria, en que no crezca el PNB, no es necesariamente una economía en regresión».
El libro que comentamos comienza analizando histórica y estadísticamente las diferencias regionales en demografía, renta y, en definitiva, en bienestar, para exponer a continuación los principios básicos de la ordenación del territorio español. Y concluye con una cita de un famoso pensador español que invitaba en 1930 a sus compatriotas a recorrer los campos y las villas gritando: «Eh, las provincias en pie.»
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