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Marruecos reforzará su potencial bélico

El «apoyo hasta las últimas consecuencias» ofrecido a Marruecos, el fin de semana pasado, por el presidente egipcio, Anuar el Sadat, que ha quedado relativamente relegado a causa de la atracción informativa de la Conferencia de Países no Alineados de La Habana, puede convertirse en un factor clave para la evolución del conflicto del Sahara.Ni siquiera la prensa o los políticos de este país, movilizados por la cumbre de Cuba, le han concedido hasta ahora la atención que merece. No por ello, sin embargo, deja de ser un hecho de primera importancia que puede mejorar sensiblemente la postura de Marruecos, principalmente en el plano político regional.

Aunque por el momento todo parece estar en la declaración de intenciones, el formidable apoyo que pueden representar sobre el terreno las armas y los especialistas egipcios, si bien no harán ganara Marruecos la guerra contra el Polisario le permitirá enfocar cualquier posible negociación en condiciones mejores a las actuales.

Una posible alianza de Egipto y Marruecos en el norte de Africa es susceptible de modificar los cálculos tanto en Argel, que se vería obligada a duplicar su apoyo material al Polisario, e incluso a una actuación menos indirecta que, por parte de Libia, gran proveedora de armas y fondos, pero con una extensa y sensible frontera con Egipto.

La actitud del «rais» egipcio tiene, por otra parte, la ventaja de solucionar el dilema en que se debatía hasta ahora la Casa Blanca, deseosa, por un lado, de venir en socorro de un aliado importante en una región sensible del mundo, y por otro, cuidadosa de no enajenarse a la opinión africana y tercermundista.

La ayuda egipcia prometida permitirá asimismo la canalización del apoyo militar de Washington sin riesgos importantes para este país de verse complicado en una aventura de graves consecuencias o de enfrentarse con la Unión Soviética, tan preocupada como Estados Unidos por el conflicto, pero consciente, al mismo tiempo, de la imposibilidad para ambos de romper el actual y delicado equilibrio del Magreb.

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Contrapartidas

Aunque hasta ahora nadie le ha solicitado públicamente a Marruecos contrapartidas por este apoyo, parece obvio que en las presentes circunstancias se le pida solidaridad con la política de Sadat en Oriente Próximo.Excepto por razones políticas, Rabat en principio no se negaría a tal apoyo. El rey Hassan II trató de distanciarse de la política de Sadat, tras los acuerdos de Camp David, para acercarse al grupo de países árabes radicales. Esta actitud no le ha servido ni para mejorar entre éstos la imagen del reino,

Como efecto marginal, Marruecos podrá negociar en posición más holgada una ayuda saudita, política y financiera, que hasta ahora no ha llegado en la cuantía e intensidad que los marroquíes esperaban. Todo esto lo habrá probablemente explicado ayer el rey Hassan II al príncipe Abdallah lbn-Abdelaziz, comandante en jefe de la Guardia Nacional saudita, que acudió a Rabat inmediatamente después del anuncio del presidente Sadat.

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