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Proceso contra mercenarios por un rocabolesco intento de golpe de Estado en Togo

, Ayer comenzó en Lomé, capital de Togo, el «proceso de los mercenarios». Se trata de quince personas, ocho de las cuales serán juzgadas en rebeldía (dos de estas últimas viven en París). Todos ellos son acusados de haber conspirado contra el general Ingas Ngbe Eyadema, jefe del Estado togolés. El Tribunal de Seguridad del Estado que los juzga está compuesto por militares y magistrados designados por el Gobierno. El proceso en cuestión se revela como el último capítulo de una enredosa novela policiaca protagonizada por el presidente de un país gobernado por decreto.

Hasta llegar al tribunal de Lomé, los mercenarios (los siete presentes y los ocho fugados al extranjero) han tejido una intriga que, inventada, se calificaría de ciencia-ficción. Pero Togo, como Guinea, como Benin, como Madagascar, como las Comores, parece haber sido víctima de los mercenarios. Y sólo las posibilidades de un país sin leyes y sin constitución será capaz de encontrarle el equilibrio a la balanza, símbolo de la justicia.El enredo comenzó en 1976. Un antiguo oficial del Ejército canadiense, Tom Finan, reclutó cuatro antiguos mercenarios del Ejército británico para cumplir una misión concreta: asesinar al presidente de Togo, señor Eyadema. Desde principios del 76 hasta mayo del 77, los mercenarios trabajaron duro en Togo, situaron los puntos claves, elaboraron planes y concluyeron que «todo es posible, si se consigue la complicidad de elementos del Ejército togolés. Los cuatro mercenarios cobraron 10.000 libras por este primer proyecto, pero se negaron a realizar la segunda etapa cuando, al final, el canadiense les anunció que había encontrado las complicidades necesarias: «Tenemos otra operación en marcha», dijeron a manera de explicación.

El mismo Finan contrató a otros dos mercenarios, colegas de los anteriores, que viajaron a Togo y, aquí, contrataron y formaron un comando de trece especialistas que, teóricamente, debía asesinar al presidente Eyadema en julio de 1977. Complot fallido.

Los especialistas, en el avión que les transportaba hacia Suiza, camino de Toso para matar a Eyadema, se emborracharon, la policía se interesó por ellos, los reembarcó hacia Londres y, en la capital británica, se descubrió que se trataba de un comando de asesinos.

El señor Finan, el canadiense, obstinado, reclutó otro comando formado por dos americanos, dos italianos, un irlandés y un surcoreano. Una vez más, los mercenarios se trasladaron a Lomé para realizar el estudio preliminar de la operación final. Y, por fin, detalladamente, el asesinato del presidente Eyadema se programó para el 15 de octubre del mismo año de 1977. ¿Qué ocurrió para que, a última hora, los mercenarios dieran marcha atrás una vez más?

El propio presidente Eyadema reveló después que el embajador americano, informado por los servicios secretos británicos, le había puesto al corriente de la que se le venía encima. A partir de este momento, los mercenarios se dividen, unos porque no han sido bien pagados, otros por considerarse traicionados. A continuación, mediante propinas desembolsadas por las autoridades de Lomé, un mercenario, experto en explosivos, descubrió a sus compinches. Dos de los supuestos mercenarios, detenidos en Ghana, fueron cambiados por treinta ciudadanos de este último país detenidos en Toso.

Así, el tribunal de Lomé reunió a los quince hombres del proceso, entre los que se encuentran los dos hijos del antiguo presidente Olympio.

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