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La política española sobre el Sahara es injustificable

El aspecto más incomprensible de la política española de cara al Sahara es su no renuncia del acuerdo tripartito firmado con Marruecos y Mauritania en 1975, declaró a EL PAIS Moktar Malainine Uld Sadik, miembro del Buró Político del Frente Polisario.Desde el momento que el canciller Marcelino Oreja confiesa que «el acuerdo está vacío de sustancia, aún nos resulta más injustificable que España sea la única parte que se mantiene: formalmente comprometida», agregó.

«Mauritania», continuó, «renunció al firmar el acuerdo de paz con el Polisario y Marruecos violó el acuerdo al ocupar Villa Cisneros, que no le correspondía, según lo pactado en Madrid hace cuatro años.»

Malainine, a su vez responsable adjunto del Comité de Relaciones Exteriores del Frente, afirmó que el Gobierno español debe revisar sus actos ilegales cometidos contra el pueblo saharaui, y renunciar de inmediato al acuerdo, superan o la falta de coraje político que caracteriza a la diplomacia de Madrid frente al Sahara.

Según el dirigente del Polisario, España debería reconocer en primera instancia que en el Sahara se libra una lucha de liberación nacional, y posteriormente establecer vínculos diplomáticos con la República Arabe Saharaui Democrática, reconocida por veinticuatro Estados, tras su proclamación en 1976.

«Después del encuentro en Argel entre el presidente Adolfo Suárez y el secretario general del Polisario, Mohamed Abdelaziz, teníamos derecho a esperar más de España, moral y jurídicamente comprometida en la administración del Sahara», señaló Malainine.

Más adelante dijo que el problema central es que España está a remolque de los hechos porque es incapaz de crearlos, llegando siempre detrás de los organismos internacionales, tales como la OUA y la ONU, que se han pronunciado por la autodeterminación del pueblo saharaui.

Malainine se refirió luego a la política de Francia y de Estados Unidos en el Sahara en términos duros, pero dejando las puertas ampliamente abiertas a todo tipo de negociación.

«París expresó su orgullo de estar del lado del agresor, suponiendo que la alianza marroquí-mauritana saldría victoriosa y una vez más se equivocó en la valoración de la respuesta de los pueblos al colonialismo», dijo.

«Si la política de Giscard d'Estaing hacía Africa fuera honesta», agregó, «habría manifestado también un sentimiento de satisfacción al concluirse en Argel el acuerdo de paz mauritano-saharaui, que expresa la aspiración nacional de dos pueblos de la región.»

«Estados Unidos ha observado una posición positiva en el conflicto y mucho podría hacer a favor del establecimiento de las ineludibles relaciones entre Rabat y la República Arabe Saharaui Democrática», precisó el representante del Frente.

Las dos delegaciones del Congreso y del Senado norteamericano que nos han visitado este mes deberían aconsejar a Hassan II que se avenga a la dinámica de paz regional, porque lo contrario lo sumirá en definitiva en la pérdida de su trono.»

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