Doña Juana
De forma casi sistemática, las películas de Brigitte Bardot fueron prohibidas o cortadas por la censura del general Franco. Su mito adquirió unas peculiares características para los españoles, en la medida en que no podíamos verla en las escenas u obras que le dieron fama mundial. Cuando comenzaron a estrenarse, el paso de los años les había quitado interés y la casi totalidad de su carga erótica. Aunque para nosotros siempre será difícil comprender su éxito, la realídad es que en la segunda mitad de los años cincuenta y buena parte de los sesenta hizo que sus películas proporcionasen a Francia más divisas que Renault.El creador del mito B. B. fue en gran parte Roger Vadim. Más conocido como promotor y marido de «estrellas», dados sus trabajos y matrimonios con Brigitte Bardot, Annette Stryberg, Catherine Deneuve y Jane Fonda, que por sus películas, y más interesado en convivir con la denominada «alta sociedad» que por su trabajo, la realidad es que Vadim hizo Y Dios creó la mujer... (1956), que en su momento constituyó una auténtica bomba erótica.
Si Don Juan fuese mujer (Don Juan 73)
Director: Roger Vadim. Guión: Jean Cau y Roger Vadim. Intérpretes: Brigitte Bardol, Maurice Ronet, Robert Hosseim, Maiffleu Carriere, Robert Walker jr., Jane Birkin. Francia, 1972 Local de estreno: Madrid-2
Desde entonces ha intentado casi constantemente repetir la jugada, bien adaptando famosas novelas eróticas, como en Le repos du querrier (1962), según la obra de Christian Rocheford, u obras teatrales de probado éxito, como en Cháteau en Suéde (1963), según el drama de Françoise Sagan, haciendo nuevas versiones de clásicos del cine, como en Juegos de amor a la francesa (1964), según la película de Max Ophüls, o de la literatura, como en Relaciones peligrosas (1959), sobre la obra de Choderles de Laclos, o incluso utilizando conocidas historietas gráficas, como en Barbarella (1969). Pero por su frivolidad y mal gusto la jugada nunca volvió a salirle bien.
Uno de sus últimos intentos es Don Juan 73, escrita en colaboración con Jean Cau, donde dieciséis años de su primera y mejor película recurre otra vez a Brigitte Bardot para que encame a la protagonista. Esta vez es una Doña Juana que va por la vida destrozando hombres, llena de mala conciencia y que acaba devorada por las llamas en un exagerado y moralizante final. Con este nuevo trabajo en común, ni la Bardot ni Vadim consiguieron enderezar sus muy torcidas carreras; sólo demostraron lo bien que ella se conservaba a los 38 años, y el mal gusto y la poca habilidad de él, que ni siquiera logré sacar partido erótico de una escena de cama entre la Bardot y la inquietante Jane Birkin.
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