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La protesta contra Lemóniz puede derivar en desobediencia civil

Alrededor de 12.000 personas -8.000 según Iberduero y 30.000 según los organizadores- se concentraron el domingo en las campas de Goiko-Solo, junto a Lemóniz (Vizcaya), para celebrar el acto final de la marcha antinuclear sobre Lemóniz, que desde los dos puntos de origen, Bayona y Tudela, ha recorrido durante dieciocho días el País Vasco.

En la concentración, vigilada a distancia por miembros de la Policía Nacional y por un helicóptero de la Guardia Civil, los comités antinucleares expusieron los pasos que debe proseguir la lucha por la paralización de la central nuclear de Lemóniz, centrados prioritariamente en la campaña de desobediencia civil y en la realización de una asamblea de alcaldes vascos que establezca las bases de la política antinuclear de los ayuntamientos.El contenido de la campaña de desobediencia civil consiste en una primera etapa en la desdomiciliación bancaria de los recibos de la luz para, ya más adelante, negarse a pagar las facturas de Iberduero. Esta campaña debe combinarse, según los comités antinucleares, con la actividad de los ayuntamientos que desaprueban la construcción de la central nuclear y con la preparación de una huelga general en Euskadi. En concreto, se propone a los ayuntamientos más próximos a la ubicación de la central Lemóniz y Munguía -quienes por otra parte, ya se han manifestado contra la construcción de la misma-, que adopten una actitud más radical. En concreto, se les propone que prohíban la continuación de las obras en los terrenos de su demarcación municipal.

El ambiente festivo del acto y los sones del txistu se alternaron con consignas unánimes de Ez, ez, ez, zentral nuklearrik, ez (No, no, no, central nuclear, no) e Iberduero kampora (Iberduero fuera), al tiempo que ondeaban ikurriñas, senyeras y pendones castellanos.

Tras la intervención de los representantes de las columnas Gladis y David Alvarez, integrantes de la marcha, quienes detallaron los incidentes de su recorrido, se dio lectura a comunicados y telegramas de apoyo al acto de grupos antinucleares de toda España, colectivos ecologistas del extranjero y de varios ayuntamientos vascos.

En otro momento, la romería antinuclear fue interrumpida para ofrecer un homenaje a Gladis del Estal, joven ecologista muerta en los sucesos de Tudela, y a David Alvarez, etarra que resultó muerto en diciembre de 1977 en un enfrentamiento con la Guardia Civil. Con una, fuerte ovación de los concentrados y con escenas emotivas se hizo entrega a la madre de este último de una pancarta con la foto de su hijo, mientras que a los padres de Gladis se les regalaba un cuadro donado por el Ayuntamiento de Mundaca (Vizcaya).

Por último, y una vez desechada la propuesta de algunos antinucleares de marchar sobre las instalaciones de la central -que estaban custodiadas por fuertes efectivos de la Guardia Civil-, se decidió permanecer concentrados en las campas de Goiko-Solo.

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