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Los comunistas, contrarios a que la religión sea asignatura "fundamental"

La Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso aprobó ayer la propuesta de ratificación de los cuatro acuerdos entre el Estado español y la Santa Sede, que sustituyen al Concordato de 1953. Dos de estos acuerdos, el de enseñanza y asuntos culturales y el de asuntos económicos, contaron con el voto en contra del Grupo Comunista, entre otras cosas, por oponerse al carácter fundamental de la asignatura de religión. En cambio, ante las explicaciones recibidas por el partido gubernamental, retiró sus reservas al acuerdo que afecta al matrimonio y al relativo a la asistencia religiosa a las Fuerzas Armadas.

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Asistió a la sesión, presidida por el titular de la Comisión, Ignacio Camuñas, el ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, quien recordó que los acuerdos sustituían en su integridad el Concordato de 1953, que partía de la confesionalidad del Estado y de una situación de privilegio para la Iglesia católica. Hizo historia de la gestación de los acuerdos y explicó el contenido de cada uno de ellos, adaptados a la nueva situación creada por la Constitución, en cuyo artículo 16 se establece que «los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia católica y las demás confesiones».En una intervención general sobre los acuerdos, el comunista Jaime Ballesteros aceptó la conveniencia de los mismos, pero encontró defectos en la forma y el tiempo de negociar los acuerdos, antes de que estuviera aprobada la Constitución. Añadió que sería grave que estos acuerdos se iniciaran con sospechas de inconstitucionalidad o que sentaran precedentes que pudieran dar lugar a contradicciones con la futura legislación de desarrollo de la Constitución o condicionara al legislador para la elaboración de ésta.

El centrista José Luis Meilán contestó al diputado comunista que no existían motivos para esas sospechas. Explicó las grandes diferencias de los acuerdos con el texto del Concordato y su adecuación a la Constitución.

En nombre del Grupo Socialista, Gregorio Peces-Barba se pronunció globalmente en favor de los acuerdos, a los que estimó ajustados a la Constitución. Recordó la participación socialista en la mejora del texto de los acuerdos a través de las observaciones al Gobierno sobre la redacción inicial. En cuanto a las objeciones comunistas, el señor Peces-Barba señaló: «Muchas lamentaciones proceden de que se han sembrado vientos y ahora se recogen tempestades.» El diputado socialista y ponente constitucional se refería a la oposición socialista a que figurara en la Constitución la mención expresa de la Iglesia católica que, sin embargo, contó con la aceptación comunista.

El centrista Javier Rupérez estimó esclarecedora la intervención del señor Peces-Barba y recordó que la negociación de los acuerdos se realizó varias bandas, incluida la Iglesia y los partidos de la oposición, «aunque algunos se sientan ahora en la obligación de levantar reservas».

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En el debate sobre el acuerdo relativo a enseñanza y asuntos culturales, el señor Ballesteros pidió su no ratificación por considerar la enseñanza de la religión católica en EGB y BUP como «asignatura fundamental», que, aunque no obligatoria, influirá en la evaluación. Propugnó que esta enseñanza sea complementaria. Asimismo, censuró la alusión que el acuerdo hace a la aplicación de los principios de libertad religiosa e igualdad de la Iglesia y el Estado en materia de enseñanza «en la ordenación jurídica» de los medios de comunicación social. Estimó que esto podría afectar al estatuto de RTV E.

Sometida a votación, la propuesta comunista fue rechazada con sus sólo dos votos favorables y la abstención de los socialistas. Otras propuestas de Heribert Barrera, por el Grupo Mixto, en contra de cualquier privilegio docente en favor de la Iglesia y de la participación de la Conferencia Episcopal en los acuerdos sobre el respeto a los sentimientos de los católicos en los medios de comunicación social, fueron asimismo rechazadas. La votación final para la propuesta de ratificación sólo tuvo en contra los dos votos comunistas.

El acuerdo sobre asuntos económicos fue objetado por el señor Ballesteros, por entender que se optaba por el criterio del impuesto religioso, no coherente con la Constitución, porque obliga a los españoles a una declaración sobre sus creencias que puede suponer una coacción a los contribuyentes, quienes deberán manifestar expresamente si desean que se destine a la Iglesia católica un porcentaje del rendimiento de la imposición sobre la renta o el patrimonio neto.

El señor Rupérez negó consistencia a estos argumentos y rechazó que la declaración fiscal tuviera alcance sobre las creencias. La propuesta comunista quedó rechazada con votación idéntica a la anterior. También fueron rechazadas las propuestas del señor Barrera, similares a la comunista. La propuesta de ratificación del acuerdo se aprobó con la única oposición comunista.

El acuerdo sobre asuntos jurídicos suscitó la reserva comunista, por entender que la referencia a que «el Estado reconoce los efectos civiles al matrimonio celebrado según las normas del Derecho canónico» no dejaba suficientemente claro si los casados canónicamente resultarán afectados por la futura ley civil sobre el matrimonio.

Por último, el acuerdo sobre asistencia religiosa a las Fuerzas Armadas y servicio militar de clérigos y religiosos fue también aclarado por el señor Rupérez en el sentido de que, aunque la alusión a «todos los militares» era poco feliz, prevalecía el texto según el cual el acuerdo regula «la asistencia religiosa a los miembros católicos de las Fuerzas Armadas».

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