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El Gobierno debate su asistencia a la "cumbre" de los no alineados

La participación de España en la sexta conferencia cumbre de los países no alineados, el mes de septiembre en La Habana, será debatida por el Gobierno español en los próximos días. Por el momento, y aunque la cuestión está sometida a discusión en el seno de la Administración y del partido centrista, tanto en la Presidencia del Gobierno como en el Ministerio de Asuntos Exteriores parece decantarse una posición favorable a la asistencia a la cumbre en calidad de país invitado, con una presencia a nivel de embajador, lo que ha provocado cierto malestar e inquietud, respectivamente, en medios políticos y diplomáticos de Estados Unidos.En la actualidad, en el seno del Gobierno y de UCD se barajan los pros y los contra de la eventual participación hispana en el que se considera como primer foro político del Tercer Mundo. Quienes abogan por la no asistencia insisten en la idea de que el Gobierno y el partido centrista deben ser «consecuentes» con su política de acercamiento de España a la OTAN y a la CEE, de acuerdo con la declaración programática del presidente Suárez en la presente legislatura y con el programa aprobado en el primer congreso de UCD.

Por el contrario, los que defienden la presencia de España en dicha conferencia afirman que estos dos objetivos, OTAN y CEE, no están necesariamente en contradicción con el desplazamiento a La Habana, y citan expresamente el caso de Portugal, que es miembro de la OTAN y candidato a la CEE como España y que ya asistió a la quinta cumbre de los no alineados en Colombo (Sri Lanka) como país invitado. Asimismo, aseguran que esta presencia facilitará los preparativos de la tercera fase de la Conferencia de Seguridad y Cooperación Europea, que se abrirá en Madrid en 1980, y servirá para reforzar las relaciones diplomáticas de España con los países de América.

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Gobierno y UCD discuten la presencia de España en La Habana

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Asimismo, y después de asegurar que la ocasión es importante para la toma de contactos políticos y diplomáticos (se espera que asistan cerca de ochenta jefes de Estado o de Gobierno), recuerdan quienes están a favor que en la Conferencia pueden surgir temas que interesen o afecten a España, tales como el Sahara, Ceuta y Melilla, Gibraltar, Canarias, etcétera -se espera la presencia de numerosos movimientos de liberación, entre los que estará el Frente Polisario-, y otros de política internacional, tales como la crisis energética, el diálogo Norte-Sur, Oriente Próximo, el desarme, sureste asiático y la pesca, entre otros. También se afirma que la reunión dará la oportunidad a España de reforzar sus iniciativas de cara a la participación hispana en los or-ganismos de integración latinoamericanos, como el Pacto Andino y el SELA (Sistema Económico Latino Americano).

De momento se espera que el Gobierno tome una posición definitiva sobre la cuestión y que tanto la administración como la dirección del partido centrista homologuen, de una vez para siempre, su filosofía y criterios de política exterior, sometidos a los vaivenes de la actualidad cambiante. Por ello no se excluye que si España decide asistir a la reunión de La Habana, el Gobierno precise en público el carácter de este posible desplazamiento entroncándolo con su candidatura a la CEE y su aspiración formal de ingreso en la OTAN, aunque ello podría acarrearle problemas a la hora de conseguir la invitación oficial para viajar a la capital cubana. Porque deberá ser España quien tome la iniciativa en este sentido y, si lo hace en favor de la asistencia, luego deberá ser el buró de la Conferencia o el país anfitrión, Cuba, quienes cursen la invitación oficial. Lo que sí parece descartado es que España pueda asistir como miembro de pleno derecho o como observador, aunque sí como invitado. También se da como poco probable que el propio presidente Suárez se desplace al Caribe, y se cree que el posible nivel de representación española será el de embajador, aunque, dada la anunciada presencia de jefes de Estado y de Gobierno y de numerosos ministros de Asuntos Exteriores, tampoco se descarta la posibilidad de que el ministro señor Oreja participe.

Cuba, interesada

Por otra parte hay que señalar que el Gobierno español estuvo a punto de asistir a la reunión preparatoria de la cumbre de La Habana, que se celebró en Belgrado, aunque ello no llegó a ocurrir por causa de la crisis del Sahara y ante el temor de que Argelia se opusiera a la presencia española. Ahora, y ante la nueva cumbre -en la que Cuba y Yugoslavia se disputarán el liderazgo del grupo de los no alineados-, la posible presencia de España no parece contar con oposición alguna desde el interior de los 86 países miembros, sino más bien todo lo contrario.

El primer país interesado parece ser la propia Cuba, y así lo expresó el propio Fidel Castro al presidente Suárez hace casi un año, durante la visita que el jefe del Gobierno español realizó a La Habana y que en aquel momento causó una cierta sorpresa y malestar en Estados Unidos y en algunos de sus aliados europeos. Durante este viaje, el presidente Suárez invitó a Castro a visitar España oficialmente, pero el viaje fue retrasado una y otra vez por parte española sin que se conozcan las razones oficiales.

Estos aplazamientos y las reticencias del Gobierno sobre su asistencia o no a la cumbre del Caribe parecen haber creado en Cuba un cierto recelo hacia España y podían estar en la fuente de unas declaraciones que se atribuyen al ministro de Asuntos Exterinres cubano, Isidoro Malmierca, según las cuales Cuba no vería con buenos ojos la presencia. hispana en la Conferencia si, por otro lado, está preparando su inmediato ingreso en la OTAN.

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