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Cautela de Londres sobre el reconocimiento del Gobierno rodesiano

El Gobierno británico ha dejado la puerta abierta a un futuro reconocimiento del actual régimen de Zimbabwe-Rodesia, a condición de que ese recónocimiento sea aceptable para la comunidad internacional.Esta es la consecuencia que sacan fuentes diplomáticas de la capital británica tras la lectura del breve comunicado preparado por el Foreign Office, tras las entrevistas mantenidas en Londres por el primer ministro rodesiano, obispo Abel Muzorewa.

El dirigente negro, que regresa hoy a Salisbury, se entrevistó ayer, viernes, con el secretario del Foreign Office, Lord Carrington, con quien almorzó, y posteriormente se reunió durante una hora con la primera ministra, Margaret Thatcher, en el número 10 de Downing Street.

Por la mañana, el Consejo del Reino había dictado una orden concediendo inmunidad total al primer ministro de Zimbabwe-Rodesia, orden que invalidaba el procedimiento legal iniciado por el «grupo antiapartheid», quien había presentado en un juzgado una petición de arresto de Muzorewa, por pertenecer a un régimen ilegal rebelde a la corona británica, así como por complicidad en asesinato.

A última hora de la tarde, un breve comunicado anunciaba que Carrington y la señora Thatcher habían discutido con Muzorewa «la forma de realizar los progresos necesarios para conseguir el objetivo declarado del Gobierno de conceder la independencia legal a Rodesia con una amplia aceptación internacional». Hay que recordar que para Londres Rodesia es una colonia rebelde desde que lan Smith procedió a llevar a cabo su declaración unilateral de independencia, en 1965.

El comunicado deja entender que ese objetivo no va a ser fácil cuando anuncia que el Gobierno continuará realizando intensas gestiones, en particular con los jefes de Estado y de Gobierno de la Commonwealth, para conseguir esa aceptación internacional. La conferencia de la Commonwealth se reúne en Lusaka a principios de agosto.

Sin embargo, el comunicado añade que Londres piensa seguir celebrando reuniones con Muzorewa y otros miembros de su Gobierno, con el fin de hallar una solución al problema.

Aunque fuentes cercanas al Foreign Office han declarado a EL PAIS que no se le han presentado propuestas concretas al político rodesiano, parece que Lord Carrington ha presionado a Muzorewa para que se realicen los cambios necesarios en la Constitución rodesiana que permitan a la población negra un acceso real a los puestos claves de la Magistratura, la Administración y, sobre todo, de las Fuerzas Armadas. El tema de la permanencia de Ian Smith en el Gobierno de Muzorewa parece que ha sido tratado en las conferencias. Es indudable que la salida del ex primer ministro blanco del Gobierno constituye un requisito indispensable para que el obispo Muzorewa obtenga una cierta credibilidad, incluso entre los países africanos moderados.

La papeleta del Gobierno británico es difícil. No puede, como desearía parte del Partido Conservador, entre la que se encuentra Margaret Thatcher, ir a un levantamiento de las sanciones y a un reconocimiento precipitado, que le traería la enemistad del Tercer Mundo y de muchas capitales occidentales. Pero tampoco puede archivar el problema, ni siquiera aplazarlo durante mucho tiempo, ante la presión del ala más conservadora del partido, que desea ese reconocimiento.

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