Los restos del "Skylab" caerán mañana
El Skylab o laboratorio espacial norteamericano, una nave de ochenta toneladas de peso que fue puesta en órbita hace seis años, se precipitará sobre la superficie terrestre mañana, miércoles, a las 18.10, hora de Madrid, como momento más probable de impacto, según los últimos datos facilitados ayer en Washington por la NASA.Sin embargo, los técnicos del centro de seguimiento espacial advierten que es prácticamente imposible fijar con exactitud el momento exacto de la caída de la nave espacial y que las 18. 10 del miércoles debe entenderse como punto central de un período de treinta horas, quince antes y quince después, durante el cual puede producirse la reentrada en la atmósfera terrestre.
Respecto al lugar o área geográfica donde se estrellarán los fragmentos del Skylab, los científicos de la NASA repitieron ayer que todo lo publicado hasta ahora son meras especulaciones. El ingenio espacial puede seguir ocho órbitas diferentes que prácticamente abarcan todos los puntos de la Tierra comprendidos entre una franja que va desde la Tierra de Fuego hasta la frontera sur de Canadá. O desde los cincuenta grados de latitud Norte a los cincuenta de latitud Sur.
Las últimas previsiones publicadas señalan Angola y el Pacífico Sur como lugares del impacto, pero sólo unas horas antes se daba otra trayectoria que incluía Estados Unidos, de costa a costa, y el Caribe.
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El "Skylab" se precipitará mañana sobre la Tierra
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En realidad, los técnicos de la NASA y los especialistas del NORAD, o Centro de Defensa Aérea, que siguen la trayectora del Skylab sólo podrán predecir la media órbita en que tendrá lugar la entrada en la atmósfera y unas cinco horas antes de que se produzca.
El Skylab orbitaba la Tierra ayer por la tarde, hora de Madrid, a unos 180 kilómetros de altura. Cuando esta distancia se reduzca a unos 140 kilómetros, lo que ocurrirá probablemente el miércoles, la fuerza de la gravedad atraerá a la nave espacial y ésta se fragmentará y caerá sobre la superficie en una trayectoria probable de 6.000 kilómetros a lo largo por unos 150 de ancho.
Dos terceras partes de la estación espacial, aseguran en la NASA, se desintegrarán completamente al entrar en contacto con la atmósfe ra. Pero el resto llegará a la Tierra en quinientas piezas de distintos tamaños. Primero caerán los fragmentos más pequeños, que oscilan entre un kilo y un centenar de kilos de peso. Las piezas grandes, una docena de las cuales pesará más de media tonelada y alguna hasta dos toneladas, caerán, presumible mente, al final de este «pasillo» de desintegración de la nave, y alcan zarán la Tierra a velocidades superiores a los trescientos kilóme tros por hora.
El director de la NASA ha repetido en numerosas ocasiones que no hay motivos reales de preocupación. En primer lugar, asegura, tres cuartas partes de la superficie terrestre están cubiertas por océanos. Además, la posibilidad estadística de que una persona sea alcanzada por un trozo del Skylab es de una contra 152. Pero si se trata de una persona concreta, usted o yo, entre los 4.000 millones de seres humanos, entonces la posibilidad es de una entre 600.000 millones.
Pese a ello, un equipo de abogados lleva meses preparándose para hacer frente a las posibles reclamaciones contra Estados Unidos y hay equipos de trabajo del Gobierno que siguen, minuto a minuto, la caída del laboratorio espacial, dispuestos a enviar ayuda o cualquier tipo de vehículos de socorro. En la opinión pública, aparentemente convencida por las estadísticas, el Skylab está dando más lugar a risas, bromas y chistes que a otra cosa.
Un centro de información se abrió ayer en Washington y allí se irán facilitando durante las próximas horas los nuevos pronósticos sobre el lugar y el momento de entrada en la atmósfera de la nave espacial, que orbita la Tierra cada 88,5 minutos por ocho trayectorias diferentes.
Ello hace muy difícil la predicción, porque sólo en unos minutos de diferencia con la hora prevista de reentrada, el lugar de impacto varía en miles de kilómetros. Los pronósticos teóricamente más exactos se conocerán en la mañana del miércoles, hora de Madrid, suponiendo que, dado el margen de treinta horas que pone la NASA, no haya caído antes, quizá hoy mismo.
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