Una lírica al servicio de la inmensa mayoría
Blas de Otero nació en Bilbao el 15 de marzo de 1916, en el seno de una familia burguesa. Estudió en un colegio de los jesuitas hasta que, cuando tenía nueve años, su familia se trasladó a Madrid, obligada por una situación económica adversa. Cursó la carrera de Derecho y, después de la guerra, se licenció asimismo en Filosofía y Letras por la Universidad Central.La guerra civil le sorprendió en Bilbao y participó en ella, alistado en un batallón de gudaris. Después de una breve permanencia en un campo de depuración, incorporado a las fuerzas nacionales, fue enviado al frente y participó en la campaña de Valencia.
Cuando finalizó la contienda civil trabajó como asesor jurídico en una fábrica metalúrgica de Vizcaya, hasta que un día lo abandonó todo para dedicarse a escribir poemas. Alternó su labor de creación poética con trabajos esporádicos que ayudasen a su subsistencia. Dio clases particulares, dictó conferencias y cursillos y en 1955 trabajó en una mina, en Vizcaya, donde se dio cuenta de que aquello «no era ninguna, broma».
Por entonces, Blas de Otero ya había evolucionado desde una poesía influida por reminiscencias de la mística del siglo XVI (Cántico espiritual, 1942), hacia una lírica dirigida a la inmensa mayoría, en poemas de estructura bien estudiada, con acusada tendencia al barroquismo. La segunda etapa de su poesía está influida por la conciencia social del poeta, que en 1952 -«movido por un afán de justicia y porque no soporto la existencia de clases sociales»- había ingresado en el Partido Comunista.
En una entrevista reciente, Blas de Otero confesaba que «muchos críticos literarios y catedráticos se han sonreído ante mi tema a la in mensa mayoría, pero la realidad es que yo he vendido más de dos millones de libros, con tiradas de hasta 30.000 ejemplares y reeditados seis o siete veces». Fue un poeta popular.
Su habitual residencia en Madrid, desde hace cuarenta años, ha estado interrumpida por frecuentes viajes y estancias en el extranjero. Ha visitado Francia, China, la Unión Soviética, Cuba y Suiza. En los últimos años ha sido objeto de homenajes populares. Obtuvo, entre otros, el premio Boscán de Barcelona, el premio de la Crítica, el premio Fastenrath y el premio Internacional.
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