Gamberrismo en San Blas

Soy profesor de un instituto nacional de bachillerato del barrio de San Blas, en Madrid. El objeto de esta carta es manifestar el gran número de pequeños atentados que, desde fuera, se cometen contra este centro, y me parece que no es un caso aislado. Estamos empeñados en crear el ambiente necesario para poder trabajar con nuestros alumnos. No puede decirse que lo hayamos conseguido por completo. Es más estamos lejos de lo que podría considerarse una situación aceptable. Pero, en fin, los destrozos interiores, en parte inevitables por el uso, no son casi nada, comparados con los ocasionados desde el exterior: rotura de cristales a pedradas, robos... Son muchos los miles de pesetas que a lo largo de este curso hemos gastado en reparaciones. En mi opinión, no se trata de venganzas escolares ni de represalias de ningún tipo. La única causa es el gamberrismo y el destrozar algo por el gusto de hacerlo. ¿No se dan cuenta quienes hacen esto que están rompiendo algo que, en definitiva, es para ellos y que a quienes perjudican, fundamentalmente, es a sus propios vecinos y amigos, alumnos del instituto? ¿Por qué no se valoran más los edificios públicos y, sobre todo, los centros de enseñanza?