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España quiere que en la primera ronda de negociaciones con la CEE se aborden los temas agrícolas

El Gobierno español pedirá mañana en Bruselas que las cuestiones agrícolas queden incluidas en la primera ronda de negociaciones para el ingreso de España en las Comunidades Europeas (CEE), que se iniciarán oficialmente en la capital belga, y a nivel ministerial, el próximo día 18 de septiembre. Con anterioridad, se espera que la comisión europea y el Ministerio español de Relaciones con la CEE intercambien, a finales de julio, unos documentos en los que se establecerán posiciones negociadoras.

La comisión negociadora de suplentes hispano-comunitaria se reúne mañana en Bruselas, en sesión formal, para establecer el calendario negociador de los próximos meses e intercambiar unas declaraciones protocolarias. El acto, simbólico y formalista, durará sólo unos minutos y estará presidido, por parte hispana, por el embajador ante la CEE, Raimundo Bassols, en quien ha delegado su representación el ministro Leopoldo Calvo Sotelo. Para preparar esta reunión y establecer un contacto informativo entre los distintos departamentos ministeriales españoles se reunió anoche, de urgencia, el Consejo Coordinador de las Relaciones con la CEE, cuya presidencia corresponde al Ministerio de Asuntos Exteriores.La dinámica del acercamiento institucional de España a la CEE parece haber alcanzado una buena velocidad de crucero en los planos interno y comunitario. Mañana, el grupo negociador de suplentes atravesará una nueva etapa, esta vez protocolaria, con la que se continuará la apertura solemne de las negociaciones, celebrada el pasado mes de febrero en Bruselas. Esta reunión llega en un momento de calma en las relaciones bilaterales hispano-comunitarias, una vez que los temas conflictivos han quedado, por el momento, sometidos a una serie de acuerdos más o menos satisfactorios para ambas partes, y entre los que destacan: la no renegociación del acuerdo comercial preferencial de 1970, aceptada por la Comisión Europea en la reciente reunión de la Comisión Mixta España-CEE (a cambio de un desarme arancelario hispano erga omnes, que Madrid está dispuesto a conceder a la CEE de manera preferencial, «si hay contrapartidas »); la existencia de un acuerdo interino de pesca, duro para España, pero que establece un marco legal, y la firma de acuerdos sobre siderurgia e industria textil, que, sin alcanzar el óptimo, parecen rozar el calificativo de «suficientes», al menos para la Administración hispana. Por otra parte, la pronta firma del acuerdo España-EFTA, una vez concluido el llamado protocolo «P» con Portugal, clarifica aún más el panorama de las relaciones político-económicas de España con la Europa occidental, hasta hace poco sometidas a una incertidumbre e interinato permanentes.

En estas circunstancias, el encuentro prenegociador de mañana se espera que discurrirá sin espectacularidad alguna. En él quedará fijado un sistema de reuniones que se espera se clasifiquen en dos tipos: unas tres o cuatro ministeriales al año y unas ocho de los llamados suplentes en el mismo período de tiempo. Asimismo, España insistirá en su filosofía de la negociación, esbozada en el discurso que el señor Calvo Sotelo pronunció en Bruselas en febrero, durante la apertura solemne de la negociación, pidiendo que cuestiones delicadas o difíciles en la negociación, como agricultura y mano de obra, no queden relegadas al final de la misma (como ocurrió con Grecia) y que se aborden desde el principio.

De todas maneras, y con vistas a las negociaciones oficiales, que se abrirán a nivel de ministros en Bruselas el día 18 de septiembre -una vez que Francia haya cedido, en agosto, la presidencia del Consejo Comunitario a Irlanda, según lo establece la obligada rotación comunitaria-, el Gobierno español tiene la intención de presentar ante las instituciones europeas, en julio, un documento en el que se incluyan de manera más concreta las posiciones negociadoras hispanas, a fin de que la sesión ministerial no se encuentre con sorpresas y con un único documento, el que también presentará la Comisión Europea de cara a dicha convocatoria, a Cinales del mes de julio.

Por último, y en lo que a las relaciones hispano-comunitarias se refiere, hay que señalar que el ministro Calvo Sotelo tiene previsto entrevistarse con el llamado «comité de notables» (sages) creado por el Consejo Europeo para estudiar las incidencias institucíonales de la segunda ampliación de la CEE. Por otra parte, en el Ministerio de Relaciones con las Comunidades se han tomado iniciativas para mantener el contacto con los otros dos países candidatos, Grecia y Portugal. Queda pendiente aún, en este capítulo, el cierre de las negociaciones Madrid-Bruselas para la apertura en la capital española de una Oficina de Información de la CEE, que será presidida por el italiano Gian Paolo Papa, quien ha mantenido contactos preparatorios en Madrid. La divergencia que persiste es la siguiente: la Comisión Europea desea rango diplomático para la Oficina de Información, mientras que España sólo quiere concederle algunas ventajas diplomáticas (valija, etcétera), a la vez que insiste en ofrecer el rango de misión diplomática si la Comisión, por su parte, decide elevar el nivel de la Oficina al de Delegación como hizo en otras capitales como Washington y Caracas.

Debate parlamentario y organización interna

En lo que al aspecto interno de la preparación de las negociaciones se refiere, hay que señalar que ya se abrió en la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso una sesión informativa del ministro Calvo Sotelo, que se ampliará con un debate en el Pleno del Congreso en los próximos días. Está previsto que en este debate serán los ministros de Asuntos Exteriores y de Relaciones con la CEE, Oreja y Calvo Sotelo, quienes informen al Parlamento y participen en el debate, donde se espera que las distintas fuerzas políticas expongan sus ideas principales sobre la Europa política a la que desean integrarse y su visión de las negociaciones en curso. Estos temas también serán objeto de intervención de los ministros, que parecen de acuerdo en que el tema europeo llegue al plano del Congreso y del Senado, al menos una vez al año y cuatro o cinco a las respectivas comisiones de exteriores de ambas Cámaras.

Por otra parte, los servicios del ministro para la CEE han concluido, los pasados días, una primera ronda informativa con las fuerzas sociales y empresariales, en la que mantuvieron contactos con los sindicatos Comisiones Obreras, Unión General de Trabajadores y Unión Sindical Obrera, las confederaciones empresariales CEOE y Cepyme y con el Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Industria y Navegación.

En lo que a organización administrativa se refiere, y siguiendo resoluciones de un Consejo de Ministros del pasado mes de febrero, hay que señalar que el Ministerio de Relaciones con la CEE ha establecido el estricto control de la negociación y de la Misión de España ante la CEE, a cuyos funcionarios (diplomáticos o técnicos de otros ministerios) se les obliga a respetar una línea única de información y de contactos comunitarios que siempre han de pasar por el canal directo establecido entre el embajador Bassols y el ministro Calvo Sotelo, excepción hecha de la llamada cooperación política de la CEE (o concertación de políticas exteriores), que establecerá el contacto entre la Misión y Asuntos Exteriores.

En esta política rígida y unitaria se inscribe, seguramente, el próximo nombramiento de Camilo Barcia como nuevo ministro consejero de la misión española. El señor Barcia, embajador en Abu Dhabi, es el candidato del señor Calvo Sotelo que se enfrenta a Luis Casanova, quien opta al mismo puesto a través del concurso de escalofón que ejecuta la recién creada Junta de la Carrera. Se cree que en este caso prevalecerán criterios de índole política, partiendo de los acuerdos establecidos en el Consejo de Ministros citado, que daban al ministro de la CEE capacidad de control de la Misión. Acuerdos en los que se incluyó la creación de una Comisión Delegada para Asuntos Comunitarios (integrada por el presidente del Gobierno, vicepresidente económico, ministros de Exteriores de la CEE, Agricultura, Industria y Comercio, como miembros permanentes), como máximo órgano de debate y de elaboración de propuestas al Consejo de Ministros, lo que ha relegado al Consejo Coordinador a una simple función consultiva interministerial.

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