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Entrevista con Carlos Garaicoetxea

Pregunta. ¿Es este, quizá, el momento más grave por el que está pasando el País Vasco en estos últimos tiempos, y que puede tener consecuencias trascendentales para todo el resto de España?Respuesta. Sinceramente, creo que sí. Yo diría que los sectores nacionalistas, mayoritarios por cierto en Euskadi, se están debatiendo entre la esperanza en las vías políticas y el escepticismo y la desesperanza que las mismas les han aportado hasta el presente. Por consiguiente, el nacionalismo vasco está en la encrucijada dramática de inclinarse hacia la radicalidad o seguir los planteamientos políticos moderados.

P. ¿Y no es posible que siga esos planteamientos moderados teniendo en cuenta que su Estatuto ya está empezando a estudiarse y a debatirse?

R. Lo que pasa es que todo va con una lentitud exasperante; previsiones que se habían hecho en el propio régimen preautonómico, como la devolución de los regímenes administrativos de Guipúzcoa y Vizcaya, no se han cumplido. Existe, como he dicho antes, una verdadera desesperanza ante tales síntomas y, concretamente, la irreconciliabilidad entre nuestro pueblo y unas Fuerzas de Orden Público que consideran extrañas y que han cumplido un papel tan nefasto en los últimos tiempos hacen que un episodio desgraciado, como el del otro domingo en Navarra, ponga en evidencia todo ese profundo sentimiento de aversión que lleva contenido el pueblo vasco hacia un orden público que no considera propio.

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P. Ese papel nefasto que usted dice no es más que el cumplimiento de su misión, su misión de defender el orden público; y, acaso, ¿puede negárseles el reconocimiento del gran tributo que ellos están pagando por cumplir precisamente ese papel?

R. Yo distingo entre la tragedia individual de unos hombres que vienen a cumplir esa ingrata misión que para ellos es un imperativo para su propia subsistencia y la figura de las FOP como tales, que pienso que debe ser reemplazadas por una doble razón: primero, porque es un capítulo irrenunciable del autogobierno que reclamamos y, segundo, porque es absolutamente incompatible con el propio pueblo a cuyo servicio, paradójicamente, han de estar, por una trayectoria, como he dicho antes, que les ha convertido en enemigos irreconciliables.

P. Pues el gobernador civil de Navarra no hace mucho ha dicho que el orden público es indelegable. Veo que están ustedes en desacuerdo en tal sentido.

R. Desde luego. Estoy en absoluto desacuerdo con esa afirmación. ( ... )

P. Usted, que reside en Navarra, sabrá, seguramente, con exactitud lo que realmente ocurrió el día de la manifestación antinuclear, en la que perdió la vida una joven venezolana, y que, por todos los indicios, parece ser que se trató de un accidente fortuito, ¿no es así?

R. Mire usted, yo tengo por norma ser muy bien intencionado y muy bien pensado, pero los hechos de aquel domingo tienen unas concomitancias excesivas con los que se produjeron en San Fermín el año pasado, y hasta tengo entendido que altas instancias gubernamentales han llegado a confesar que se produjo alguna interferencia que distorsionó las propias orientaciones de los mandos gubernativos en el manejo del orden público en Tudela. Desgraciada mente, este presentimiento es convicción firme en muchas gentes que, además. no suelen observar medidas aclaratorias convincentes cuando se han producido hechos como los de ahora. ( ... )

P. Sin embargo, a ese Estatuto de Guernica, un gran sector del pueblo navarro no le quiere prestar su adhesión.

R. Lo que pasa, es que en Navarra existe un procedimiento específico establecido en la propia constitución para resolver la adhesión de Navarra a las instituciones políticas comunes vascas, que es la resolución del Parlamento Foral y el referéndum posterior.

P. La ETA sigue su escalada terrorista. Usted, como presidente del Consejo General Vasco, ¿no ve solución a este gravísimo asunto? ¿Cree usted que no depondrán su acción armada, se tomen las medidas que se tomen?

R. Deseo con toda mí alma que no sea así, pero, por desgracia, las condiciones objetivas que han hecho nacer y crecer a ETA persisten en determinados aspectos y, efectivamente, pueden actuar en cualquier momento. Ya dije antes que esta situación era irreconciliable. Son muchos los años que se ha alimentado ese odio, y ahora resulta prácticamente indestructible. Yo no veo más solución que un autogobierno profundo. Mi gran preocupación en este momento es constatar el error de que se esté pensando que el grave problema de este país se pueda arreglar con tibias medidas regionalistas.

12 de junio

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