Saneamiento de Madrid

En los números de EL PAIS de los días 5 y 6 del presente he leído con interés amplia información sobre las dificultades financieras que puede encontrar el Plan de Saneamiento Integral de Madrid (PSI) para ser llevado a cabo. Me ha llamado la atención, sin embargo, que tampoco ahora se comente el plan en sus aspectos técnicos, pues resulta urgente su estudio crítico desde esas perspectivas. En efecto, difícilmente se puede financiar tamaña inversión (más de 30.000 millones de pesetas) sin la debida justificación técnica, pues acontece que el PSI se apoya en cálculos, parámetros y conceptos que son' por lo menos, dudosos y rebatibles. Algunos ejemplos:- La calidad que se exige al afluente de las depuradoras se calcula, aparentemente, mediante una ecuación basada en las conocidas de Streeter-Phelps. Llama la atención su aplicación al Manzanares y, más aún, que para todos los casos se obtenga el mismo valor.

- Resulta dificil de comprender que sea posible pasar en cuatro años de una situación de carencia de depuración a otra que incluye hasta el tratamiento terciario. (A no ser que los autores del PSI estén utilizando conceptos y terminología distintos de los habituales.)

Sorprende no encontrar referencias en el plan a las exigencias que se impondrán a los vertidos indirectos, pues el mismo puede resultar un absoluto despilfarro si las aguas residuales industriales madrileñas que actualmente vierten el alcantarillado municipal llegan, como ahora, a las nuevas y flamantes depuradoras.

- Asombra la magnitud de las partidas destinadas a instrumentación y automatismo para alguna de las estaciones que, a su costa, no contará más que con tratamientos previo y primario.

- Los balances de materia en que se basa todo el plan no cuadran y son contradictorios.

- En lo que se refiere a «personal», el que se indica es absolutamente escaso, echándose en falta, además, la presencia de profesionales, sin cuyo concurso una empresa de este tipo no puede funcionar; me refiero, por ejemplo, a microbiológicos, bioquímicos e ingenieros químicos.