El Parlamento marroquí mantiene congelado el convenio de pesca con España
Los pesqueros españoles detenidos actualmente en puertos marroquíes suman va diez, después de que en los úítimos días fueran interceptados otros cuatro y conducidos al puerto de Agadir, al sur de Marruecos.De esta manera son ocho los barcos que se encuentran en el citado puerto y otros dos en el de Tánger. Las acusaciones contra ellos son las mismas que en ocasiones anteriores, es decir: pesca dentro de las aguas jurisdiccionales marroquíes, captura de especies prohibidas y uso de redes con mallas no autorizadas.
Aunque la razón asiste a Marruecos para estos apresamientos, la presencia de barcos españoles detenidos en puertos marroquíes coincidiendo con la visita a este país de los Reyes de España, que se inicia dentro de cinco días, será un motivo más de incomodidad para la estancia de los soberanos españoles, que tendrá lugar en el peor momento en las relaciones entre España y Marruecos desde 1975.
Con respecto a los apresamientos, sin embargo, se cree aquí que España debe aclarar responsabilidades, pues la legislación marroquí, en ausencia de un tratado de pesca entre los dos países, ha quedado suficientemente explicitada tras las numerosas detenciones que han ocurrido a lo largo de este año.
El pasado 11 de abril, el Gobierno marroquí aumentó considerablemente las multas contra los barcos infractores de su legislación, y ahora oscilan del millón a los cincuenta millones de pesetas, según el tonelaje, y a penas de prisión de -un mes a un ano para el patrón o responsable de la embarcación.
El convenio de pesca hispano-marroquí, ratificado a principios de 1978 por las Cortes Españolas, ha visto ya pasar tres períodos de sesiones del Parlamento marroquí sin ser sometido a la ratificación de los diputados.
El texto del convenio se encuentra actualmente en poder del presidente de la Cámara, quien aún no ha decidido su distribución para estudio. El diputado comunista Ali Yata pidió la semana pasada que el proyecto se distribuya con carácter urgente, a la par que solicitaba su rechazo unánime, como lección y represalia contra España por la vi sita del presidente Suárez a Argel.
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