Los socialistas, fiel de la balanza de la difícil situación política italiana

Los socialistas se han convertido en el fiel de la balanza de la nueva difícil situación política surgida de las elecciones. Así lo reconoce el secretario general democristiano, que en unas declaraciones publicadas ayer por el periódico radical-socialista La Repubblica, afirma que "sin este partido (el PSI) es difícil formar un Gobierno estable" y apremia a los socialistas a que hagan una opción definitiva sobre la fórmula de gobierno a la que se apuntan. Es decir, que elijan entre la DC o el PCI.

Los partidos políticos italianos se han lanzado ya a fondo en la campaña propagandística para las elecciones del Parlamento Europeo del próximo domingo, primer test político después de los comicios celebrados el domingo y lunes pasados. Mientras tanto, surgen las primeras iniciativas para sondear las perspectivas de la formación del próximo Gobierno, si bien se trata sólo de los primeros tanteos de una primera fase que se prevé larga y tensa, antes de que las distintas formaciones partidarias clarifiquen sus cuadros de alianzas.En otro orden de cosas, hay que señalar que los resultados de las elecciones administrativas parciales celebradas simultáneamente a las políticas constituyen una tendencia casi inversa a los comicios generales: suben los dos grandes partidos, Comunista y Demócrata Cristiano.

En el primer debate televisado tras las elecciones generales, y en el que participaron figuras de relieve de los distintos partidos, que tuvo lugar la noche del martes, fueron lanzadas las primeras iniciativas con vista a la formación de un Gobierno. Así, la Democracia Cristiana (DC), por boca de Guido Bodrato -mano derecha del secretario general Benigno Zaccagnini- insistió en que su partido se inclina por la repetición de la mayoría de «solidaridad nacional» anterior a las elecciones, mientras los socialdemócratas plantearon abiertamente la formación de un nuevo centro-izquierda.

En este mismo debate, el jefe carismático del Partido Radical, Marco Pannella, lanzó la idea de una «unidad de acción de la izquierda», con los socialistas y extrema izquierda, «para hacer perder al PCI su hábito de buscar siempre un acuerdo con la DC».

Más relevante, sin embargo, ha sido el primer «contacto» entre socialistas y comunistas. El partido que dirige Bettino Craxi (PSI) ha dirigido una especie de «mensaje» al PCI en el que, tras poner de relieve que el Partido Comunista -a pesar de su pérdida de votos- sigue siendo el primer partido de la izquierda, pide aclaraciones sobre si los comunistas han decidido pasar definitivamente a la oposición o si esta postura se trata sólo de una «guerra de posiciones».

Los socialistas plantean que la DC no puede seguir repartiendo ella sola la baraja y dejan claramente establecido que el PSI no irá a remolque de la DC, que hay que hablar antes de programas, de reformas, que de fórmulas de gobierno, y que es necesaria una reflexión común por parte de los dos primeros partidos de la izquierda. Además, el PSI reitera su veto al actual presidente del Consejo de Ministros, Giulio Andreotti, y su oposición a la formación de «gobiernos balneario», como fórmula transitoria hasta que la DC reúna en otoño su congreso nacional.

En Botteghe Oscure, sede del PCI, guardan silencio ante este llamamiento de Craxi. Silencio no exento de cierta desconfianza.