El conservador Clark formará un Gobierno minoritario en Canadá
La victoria del Partido Conservador en las elecciones legislativas canadienses permite a Joe Clark formar un Gobierno con minoría parlamentaria y poner fin a los once años de estancia en el poder del primer ministro liberal, Pierre Trudeau. Pero los resultados de las elecciones del martes muestran también un creciente distanciamiento entre las comunidades anglófona y francófona, que preocupa a muchos canadienses y podría beneficiar a los partidarios de la independencia de Quebec.
Los progresistas-conservadores obtuvieron el martes 136 escaños, seis menos de los necesarios para tener la mayoría en una Cámara de los Comunes compuesta por 282 diputados. Todas las provincias anglófonas del Oeste se volcaron hacia los conservadores de Clark, que también consiguió los escaños decisivos en la provincia más poblada, Ontario, pero que sólo logró dos de los 75 que se disputaban en la provincia francófona de Quebec. El voto popular para los conservadores fue del, 35,8%.Los liberales de Trudeau, que consiguieron un 40,3% de la votación popular, sólo alcanzaron, en cambio, 114 escaños, veintidós menos que los conservadores. Mientras Quebec daba la inmensa mayoría de sus diputados al Partido Liberal, las provincias del Oeste votaban en bloque por los conservadores.
Para los socialistas del nuevo Partido Democrático, las elecciones supusieron un importante avance en su representación parlamentaria, al llegar a los veintiséis escaños desde los diecisiete con que contaron en la anterior legislatura. Pero la victoria de Clark y la posibilidad de que éste pueda gobernar con el apoyo de los creditistas privan a Edward Broadbent del papel importante que hubiera jugado con un Gobierno liberal de minoría parlamentaria.
El último partido que obtuvo representación en la Cámara de los Comunes fue el Crédito Social, de Fabien Roy, que sólo existe en Quebee y es de ideología conservadora. Pese a su pérdida de escaños respecto a la anterior legislatura, los seis diputados creditistas pueden jugar un papel notable porque son precisamente el número de votos que Clark necesita para tener la mayoría justa en la Cámara.
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La derrota de Trudeau acentúa el problema de Quebec
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La distribución geográfica de los partidos y la clara polarización entre un Canadá conservador y anglófilo y una provincia de Quebec liberal y francófona, junto con la desaparición de un primer ministro natural de Quebec, podrían favorecer la postura de René Levesque, el primer ministro provincial, y hacerle adelantar la fecha de celebración de un referéndum en el que los habitantes de la provincia francófona decidirán si quieren o no seguir formando parte de la confederación canadiense. «El país está dividido», titulaba ayer el Journal de Montreal.
La incógnita de Levesque
La estrategia de Levesque, que negó su apoyo a los liberales y se lo dio a los creditistas, para facilitar la caída de Trudeau, ha sido evidente y ha obtenido el éxito. La presencia de un anglófono al frente del Gobierno federal de Ottawa y el hecho de que Quebec sólo haya dado dos escaños al partido en el poder, pueden ser utilizados por el Parti Quebecois, de Levesque, como argumentos de que Quebec no tiene nada que ver con el resto del país y que debe seguir su propio destino, el mediante la llamada «soberanía asociada», que es un paso menos que la independencia. El tan anunciado referéndum, previsto vagamente para la primavera de 1980, podría adelantarse a este invierno, o quizá al otoño, para aprovechar la nueva situación, según se pensaba ayer en medios liberales y antiLevesque de Ottawa.
El primer ministro saliente, Pierre Trudeau, reconoció su derrota en la madrugada del miércoles y dijo que presentará su dimisión al gobernador general de Canadá (representante de la reina de Inglaterra, que ejerce funciones de jefe de Estado, similares a las de un monarca constitucional) y le recomendará el nombramiento de Joe Clark como nuevo primer ministro del Gobierno federal.
«Estoy convencido de que seré un buen líder de la oposición », dijo Trudeau, con una sonrisa, a sus entristecidos partidarios. Mientras que trece de los miembros del Gabinete Trudeau perdieron las elecciones en sus distritos, el ex primer ministro, que se presentaba por un barrio de Montreal, salió elegido veinte minutos después de iniciarse el recuento, con una abrumadora mayoría.
Joe Clark será, a sus 39 años, el primer ministro más joven de la historia de Canadá. Prácticamente un desconocido hace tres años, cuando llegó al liderazgo del Partido Progresista Conservador, Clark procede de la provincia anglófona de Alberta, y durante la campaña electoral acusó a Trudeau de exagerar el peligro real de secesión de Quebee, basando sus promesas electorales en temas económicos y de reducción de impuestos.
El primer ministro electo de Canadá apeló ayer a la unidad del país y dijo que su victoria supone la llegada al poder de un nuevo equipo, que traerá un «nuevo espíritu y una nueva vida» a Canadá. El Gobierno que nombrará Clark en los próximos días será el onceavo con minoría parlamentaria que exista en el país y el primer Gabinete conservador desde 1973. De acuerdo con las experiencias anteriores, no estará mucho tiempo en el poder, ya que todos los Gobiernos minoritarios tuvieron una vida media de dieciocho meses.
La política exterior de Canadá no será modificada por Clark, excepción hecha de su promesa electoral (para atraerse el voto judío) de trasladar la embajada en Israel desde Tel Aviv a Jerusalén, lo que implica el reconocimiento de la soberanía israelí sobre la ciudad. Sin embargo, en menos de un mes, Inglaterra y Canadá, dos importantes miembros de la OTAN y estrechos aliados de Washington, han cambiado a Gobiernos conservadores, tras las derrotas de Callaghan y Trudeau.
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