¿Cuándo comienza la vida humana?

En el almuerzo que el ministro de Justicia, Íñigo Cavero -que hasta hace poco ha desempeñado la cartera de Educación-, mantuvo con los periodistas encargados del tema educativo en los diversos medios informativos, se refirió al caso Lerdo de Tejada, así como a la libertad de enseñanza, el divorcio y el aborto. Refiriéndose a este último dijo: «Nosotros no despenalizamos el aborto, puesto que aceptamos los valores de la vida humana. Ahora bien, los científicos aún no han dicho cuando una criatura tiene vida y falta por reconocer este momento biológico.»Me gustaría recordarle al señor Cavero unas palabras del profesor Lejeune, titular de la cátedra de Genética de la Universidad de la Sorbona, de París; miembro de la Real Sociedad de Medicina de Londres, de la Real Academia de Ciencias de Suecia, de la Academia Norteamericana de Artes y Ciencias de Boston, miembro de la Academia de Ciencias Políticas y Morales de Francia y doctor honoris causa de dos universidades europeas.

«La primera célula que se divide activamente, este primer conjunto en incesante organización, esta pequeña mórula que va a alojarse a la pared uterina ¿es ya un ser humano distinto de su madre? No solamente su individualidad genética está perfectamente establecida, sino que -cosa increíble- el minúsculo embrión al sexto o séptimo día de su vida, con nada más que un milímetro y medio de longitud, es ya capaz de presidir su propio destino. Es él, y sólo él, quien por un mensaje químico estimula el funcionamiento del cuerpo amarillo del ovario y suspende el ciclo menstrual de la madre. Obliga así a su madre a mantenerle su protección; ya hace de ella lo que quiere y Dios sabe que no dejará de hacerlo en el futuro.»

Para no argumentar con una opinión personal solamente, por muy autorizada que esta sea, quiero recordarle al señor ministro que la I Conferencia Internacional sobre el Aborto, que se celebró en Washington DC, fue la reunión científica que trató este tema más a fondo; participaban expertos de los campos de la medicina -bioquímicos, profesores de obstetricia, ginecología, genetistas, etcétera-, juristas y expertos en ciencias sociales -sólo un 10% de éstos eran católicos-, y la conclusión casi unánime (diecinueve a uno) decía:

«La mayoría de nosotros no pudo encontrar ningún punto o etapa en el tiempo que transcurre entre la unión del espermatozoide y el óvulo, o por lo menos la etapa del bastocisto (implantación) y el nacimiento del niño, en que pudiéramos decir que esa vida no es humana. Los cambios que ocurren entre la implantación, el embrión de seis semanas, el feto de seis meses y la persona adulta son, simplemente, etapas de crecimiento y maduración.»