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Venezuela emplaza al Bloque salvadoreño a liberar su embajada

El lunes vence el plazo dado por las autoridades venezolanas a los guerrilleros que ocupan desde hace una semana la sede de la embajada de dicho país en la capital de El Salvador y mantienen como rehenes a ocho funcionarios, entre ellos el embajador, Santiago Ochoa. No se tiene conocimiento de los términos del ultimátum, aunque es lógico aventurar que si, cumplido el plazo de 72 horas anunciado por el Gobierno de Caracas, los guerrilleros del BPR no liberan a los rehenes, las autoridades de Venezuela dejarán libertad total de acción al Gobierno de El Salvador para resolver la situación.Desde hace días se habla de que los responsables militares salvadoreños preparan una «operación comando» para liberar las legaciones diplomáticas de Venezuela y Francia, en poder del Bloque Popular Revolucionario. Esta acción debería contar con la anuencia de los Gobiernos extranjeros implicados. En el caso de Venezuela se cree que el plazo concedido a los guerrilleros del BPR es una cuenta atrás para el visto bueno a los planes de rescate del Gobierno salvadoreño.

Las condiciones de los guerrilleros no han variado: exigen la inmediata liberación de tres compañeros cuyo paradero se desconoce. El general Carlos Humberto Romero ha insistido, una y otra vez, en que no se encuentran en ninguna cárcel del país ni en manos de ningún cuerpo de seguridad del Estado. Hace unos días, el arzobispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero, señaló que la mejor postura que podría adoptar el Gobierno era la de reconocer que las tres personas reclamadas por el BPR habían sido asesinadas y que el Gobierno castigaría a los culpables.

En una rueda de prensa celebrada ante más de sesenta periodistas extranjeros, el general Romero prometió iniciar «diálogos» con la oposición, aunque rechazó de plano incluir en esos diálogos a los grupos revolucionarios armados. Romero aprovechó la oportunidad para acusar directamente a Cuba de instigar, entrenar y armar a los grupos guerrilleros que operan en el país, a los que tildó de «instrumentos» del marxismo internacional.

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