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Reportaje:

Los atentados terroristas también alcanzan a Andalucía

Una cronología de urgencia de la actividad terrorista en esta provincia tendría que empezar el 18 de julio de 1976, cuando dos individuos, presuntos miembros de los Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO), quedan materialmente hechos añicos al estallarles la bomba que transportaban por los jardines de Murillo. En 1978, sobrepasan la docena el número de acciones de diverso tipo que se llevan a cabo, todas ellas atribuidas en medios policiales a la citada organización.Así, el 4 de enero se producían dos atracos a mano armada, con un botín superior a los diecinueve millones de pesetas: uno en una sucursal bancaria de la plaza de Carmen Benítez y otro en la caja de ahorros de la Ciudad Sanitaria Virgen del Rocío, ambos en la capital sevillana. Los asaltantes, tres hombres y una mujer, son identificados por varios testigos, pero no detenidos. Cinco días más tarde, el mismo comando atraca un camión de embutidos y se dedica a venderlo a bajo precio (mil pesetas el jamón) a los atónitos clientes del mercado de la Candelaria.

El 10 de enero hace explosión un artefacto adosado a una bandera republicana ante la fábrica textil Hytasa -existió peligro para los obreros que se encontraban en la factoría-, y el 16 de febrero, otro en la carretera Sevilla-Málaga. A primeros de abril lanzan un cóctel molotov contra el cuartel de la Guardia Civil de Mairena del Alcor, y el 18 dejulio es «celebrado» con la colocación de explosivos en la Magistratura de Trabajo, Galerías Preciados, Banco Español de Crédito y comisaría de policía de Nervión.

La muerte de Manuel Oyola

La cuenta terrorista de 1978 se cierra el 30 de septiembre, con una explosión de plástico en una ventana del Palacio de Justicia, aunque en diciembre un grupo de afiliados a la CNT atraca una sucursal del Banco de Vizcaya, apoderándose de siete millones y medio. En esta ocasión la policía tiene éxito y poco después son identificados y detenidos los autores. Antes se había producido el asesinato del militante comunista Manuel Oyola durante un recital del conjunto chileno Quilapayún.La campaña electoral, prácticamente abierta desde principios de 1979, establece un paréntesis casi total (sólo se registra el atraco a un asucursal de Banesto el 15 de febrero) en la actividad de los terroristas. La rentrée iba a ser, no obstante, sonada: el 6 de abril, con la izquierda abrumadoramente mayoritaria en los ayuntamientos de la región, el atentado estuvo dirigido por vez primera contra una, persona concreta y seleccionada.

Fue el subcomisario jefe de la Brigada Regional de Información, Francisco Beltrán Ortiz, quien resultó herido de gravedad por los disparos de dos jóvenes. El señor Beltrán Ortiz, ampliamente conocido en los medios antifranquistas por su actividad en la Brigada Político-Social, sanó de sus heridas mientras el atentado era reivindicado por los GRAPO.

Disparos en el tablao

Un atraco y dos artefactos habría aún durante el mes de abril. Pero fue en la tarde del 9 de mayo cuando comenzó la escalada que ha atemorizado a los sevillanos. El policía nacional Juan Manuel Torres cayó mortalmente herido en la escalera de un tablao flamenco por los disparos de tres jóvenes, que huyeron a pie por las callejas del barrio de Santa Cruz. Días después serían la sede del PSA y un cuartel de la Guardia Civil los objetivos de la acción terrorista, como ya recogió ampliamente este periódico, Todo ello en medio de un clima de constantes amenazas a partidos políticos, hoteles, aeropuerto -ha tenido que ser desalojado dos veces- y colegios.

Trampa del miedo a Andalucia

José Luis González Caballo. secretario de organización del PSA, que salvó la vida por los pelos en la explosión registrada en la sede de su partido, señaló a EL PAÍS que «está claro que en esta estrategia desestabilizadora que sufrimos había que extender el terrorismo a otras zonas del Estado, además de Madrid y País Vasco». El líder andalucista añadió que las fuerzas democráticas deben hacer lo posible para no caer en la trampa del miedo que se quiere tender al pueblo andaluz. «Por eso rechazamos acudir a una reunión de los partidos en el Gobierno Civil sobre este tema. El gobernador ya sabe lo que tiene que hacer», concluyó.Con esta opinión coincide un portavoz del PSOE, que manifiesta su extrañeza por «la ineficacia de la policía ahora frente a la diligencia con que actuaba en el franquismo». Fernando Soto (PCE) declara, por su parte, que «los comunistas ya habíamos anunciado que la estrategia del terror podía saltar cualquier día en tierra andaluza», subrayando que el terrorismo debe combatirse con medidas políticas y también policiales, «pero no a base de esos llamados hombres de Harrelson, sino por los lazos y experiencia que sin duda tienen los agentes».

Terrorismo contra democracia

Todos los partidos están de acuerdo en que el terrorismo apunta directamente contra la joven democracia española. «Importa poco el signo de estos atentados: sus autores e instigadores van contra los trabajadores y sus conquistas, son enemigos del pueblo», indica Soto, mientras Carmen Llopar, secretaria provincial de UCD, matiza que la lucha antiterrorista no debe suponer recortes a las libertades ciudadanas ni pérdida de la sensatez ni la serenidad por parte de los políticos, opinando que la escalada de los últimos días obedece a la inminencia de la visita del Rey a Sevilla, con motivo del Día de las Fuerzas Armadas.Es la misma interpretación del gobernador civil de la provincia, Luis Fernández, quien ha dado órdenes estrictas de que se redoble la vigilancia de las fuerzas bajo su mando. «Mi opinión puramente personal es que esta cadena de atentados no es ajena al hecho de que Sevilla vaya a convertirse dentro de unos días en la capital castrense de España». comentó a EL PAÍS, manifestando su preocupación, así mismo, por el incremento de las amenazas telefónicas en los últimos días. «Está claro que alguien intenta desestabilizar la situación ante las jornadas militares que se avecinan», añadió.

La campaña del «ciento por uno»

Acerca de la paternidad de los atentados, el gobernador no tuvo desde el primer momento ninguna duda de que el asesinato del policía fue obra de los GRAPO, que, efectivamente, han reivindicado la autoría de ésta y otras acciones en nombre de un «comando López Rasel y Fausto Reina» -las dos víctimas de julio de 1976- y dentro de la campaña ciento por uno de venganza por la muerte de Delgado de Codes. Junto a esta realidad no faltan las clásicas bromas de pésimo gusto a cargo de adolescentes con teléfono ni algún intento de instrumentalizar el dolor y la indignación que causan estas acciones.Ante esta situación, el sevillano medio, que viene sufriendo los embates de una delincuencia menor bastante generalizada, empieza a preguntarse qué puede pasar si el terrorismo, que siempre se ha visto aquí como «algo que pasa en el Norte», tiene la ocurrencia de hacer lo que no suelen hacer políticos y autoridades: acordarse de Andalucía.

Mientras tanto, a la vez que todos los hechos mencionados siembran la inquietud en Sevilla, el policía nacional herido en el atentado perpetrado el pasado miércoles, Juan Torrebejano Hita, sigue internado en la unidad de cuidados intensivos de traumatología, muy grave y en situación estacionaria. El parte médico dice exactamente: «Persiste el estado aséptico secundario a infección pulmonar. Pronóstico muy grave.»

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