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Marcos Vizcaya: "El debate simultáneo de los estatutos vasco y catalán puede perjudicar a ambos"

«Sin ánimo de polemizar, hay que recordar a los catalanes, que de ellos, y concretamente de Roca, partió la iniciativa de incluir en la Constitución la disposición transitoria sexta, que ahora tanto les importuna. Han sido víctimas de su propia maniobra política. Nosotros creemos tener el derecho de que nuestro Estatuto se negocie el primero, pero, por solidaridad con los catalanes, podemos aceptar que los dos textos estatutarios se negocien a la vez, aunque mucho nos tememos que esa circunstancia pueda ser perjudicial para ambos estatutos», declaró ayer a EL PAÍS Marcos Vizcaya, portavoz del Grupo Vasco del Congreso.Las declaraciones hechas por el diputado catalán señor Trías Fargas en el sentido de que la negociación, en primer término, del Estatuto de Autonomía vasco supondría una actitud negativa del Gobierno hacia el problema catalán no han hecho sino encender aún más la polémica en torno a la cronología que debe seguirse para la negociación de ambos estatutos, contencioso que quedará resuelto, el próximo martes en la Comisión Mixta Reglamento-Constitucional.

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La disposición transitoria sexta de la Constitución, promovida en su día por los propios parlamentarios catalanes, dice textualmente: «Cuando se remitieran a la Comisión Constitucional del Congreso varios proyectos de estatuto, se dictaminarán por el orden de entrada en aquélla, y el plazo de dos meses a que se refiere el artículo 151 empezará a contar desde que la Comisión termine el estudio del proyecto o proyectos de que sucesivamente haya conocido.» La situación de privilegio que esta disposición confiere al Estatuto vasco -que se depositó en las Cortes con una hora de antelación al catalán- es hoy contestada por el grupo catalán, que pretende se simultanee la negociación de los dos textos.

«En principio -afirma Marcos Vizcaya-, por solidaridad, no pondríamos reparos, pese a reivindicar desde ahora nuestro derecho a ser los primeros. Sin embargo, nosotros vemos muchos problemas e inconvenientes a esta negociación simultánea. Entre otros, que no se pueda respetar, por exceso de trabajo el plazo de dos meses que marca la Constitución y que la Comisión Constitucional sea incapaz de atender, por falta de tiempo, con profundidad y rigor, las dos negociaciones a un mismo tiempo. Hay que tener en cuenta que, si se acepta la iniciativa catalana, la citada Comisión deberá negociar, tal parece, el Estatuto vasco por la mañana, el catalán por la tarde, por la noche estudiar el paquete de leyes orgánicas (Tribunal Constitucional, haciendas autónomas, poder judicial y policía) que le ha remitido el Gobierno. »

Considera Marcos Vizcaya que el hecho de que sean los mismos diputados de UCD los que negocien ambos estatutos a la vez puede ser perjudicial para catalanes y vascos. «Estos hombres -señala-, por presiones de unos u otros, basándose en precedentes de artículos aprobados para uno u otro Estatuto, podrían presionar a vascos o catalanes indistintamente para aceptar esta o aquella fórmula u otras comunes porque los otros las han aceptado ya. Sería realmente negativo.»

Por otra parte, el tema de la posible prórroga de negociación de dos meses que establece la Constitución es también, al parecer, motivo de divergencia entre catalanes y vascos. «Ellos -afirma el señor Vizcaya- están dispuestos a aceptar una prórroga, si se acuerda la simultaneidad de la negociación de los dos textos. Nosotros estamos en contra. Sólo podríamos permitir la ampliación del plazo previsto en una semana o diez días a lo sumo, como período de reflexión. Este acuerdo debería tomarlo, en todo caso, la mayoría cualificada de la Asamblea de Parlamentarios Vascos, que, en la negociación de los puntos conflictivos del Estatuto, consideramos debe decidir por procedimiento de urgencia.»

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Como fórmula de solución, que no llega tan siquiera a ser intermedia, el portavoz del Grupo Vasco propone el compromiso de que, si transcurrido el plazo de dos meses de negociación del Estatuto vasco, aquél no se ha llegado a dictaminar definitivamente, pueda iniciarse entonces simultáneamente la negociación del Estatuto catalán. «Sería lo más justo», opina Marcos Vizcaya.

El señor Vizcaya tiene otra objeción que hacer a la Comisión Mixta Reglamento-Constitucional, si acepta la fórmula de negociación simultánea de ambos estatutos: «Aceptar el deseo catalán -dice- seria tanto como aceptar una fórmula de interpretación extensiva de la Constitución.

(Más información en página 15)

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