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FERIA DE SAN ISIDRO: PRIMERA CORRIDA

Los regalos del presidente

Empezó la feria y ya hay tres orejas en los esportones de las cuadrillas. En realidad, lo que vimos en el ruedo no fue para tanto. La presidencia empieza en tono generoso y está claro que ése no es su cometido. La elegancia social del regalo no tiene por qué practicarse desde el palco. A fin de cuentas, allí está sentado dos horitas, y tiene en el día otras veintidós para obsequiar a los amiguetes o a quien le venga en gana. Era el presidente, ayer, el comisario senor Castro, nuevo este año en Las Ventas. Ojalá no venga afectado de pangüismo.No queremos decir que el presidente deba desempeñar el papel de coco, pues tampoco está el palco para desahogar el espíritu de intransigencia ni los malos humores. Presidir una corrida es tarea muy delicada, sabemos que muy difícil también. Pero se acepta o no se acepta. Y si se acepta ha de ser con todas sus consecuencias; una de ellas (acaso la primera), hilar muy fino en todas las funciones que conlleva este cometido. Por ejemplo, no se pueden poner de barato los trofeos el primer día, pues en los siguientes o se convierte Las Ventas en un coladero, o los otros presidentes van a tener que pasar ratos amargos por culpa del precedente creado. Esperamos que a partir de hoy, -que comienza en serio la feria- los presidentes devolverán a la plaza la seriedad que ayer le hizo perder un funcionario obsequioso.

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