Lo fundamental, el toro.
Todas las censuras a los carteles de la feria serán irrelevantes si no falta el toro. La afición madrileña es torista y le complace (por no decir que le entusiasma) el toro de trapío que, bravo o manso, tiene el comportamiento que es propio de los de su casta y se le da la lidia que requiere su condición. La presencia y la agresividad (esa mirada fiera, fija en el capote; la arrancada que levanta nubes de arena; la potencia originada en el cuarto trasero para concentrarla en la línea frontal de la embestida) son constantes que, si fallan, harán que se desmorone todo el edificio de la feria. Lo fundamental es el toro.
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