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LAS VENTAS

Becerrada de vísperas en "sensurround"

El quinto y el sexto novillos tuvieron unos problemillas que fueron a saber: aquél, sin fuerza y con castita, se defendía; éste, con tanta fuerza como el otro, ni se defendía y echaba el freno a la. salida de cada pase. Arribos parecían raspas. Pero en realidad. para raspas, los otros La empresa de «esto va a cambiar» en colaboración con el ganadero con la anuencia de los veterinario y las bendiciones del comisario Mantecón, que ejercía de presidente, ofreció tina becerrada, como lo oyes. En efecto, esto va a cambiar: la anterior empresa no ofrecía becerradas.Era la becerrada. de vísperas porque la siguiente vez que se abran las puertas de Las Ventas será para que empiece la feria de San Isidro y cabalguen los rejoneadores en prima puntata. Vísperas de mucho, días de nada, habrá pensado el empresario, y para que haya suerte lo ha hecho al revés: vísperas de nada. Porque aquellos novillos sin trapío, sin cara y sin pitones eran nada. La becerrada de víspera, sí. Y, ¿,qué contar de ella? ¿Que El Lobo no tiene garbo ni técnica? ¿Que al Gallito de Zafra le faltaba toro para que luciera su estilo bullicioso, laborioso y valentón? ¿Que Luciano Núñez, responsable y compuesto, no pudo superarla mediocridad de la tarde?

Plaza de Las Ventas

Novillos de Domingo Ortega, indecorosos: pequeños, escurridos y sin cabeza; flojos, manejables. El Lobo, debutante: Pinchazo tirando la muleta, otro y estocada (palmas y protestas cuando sale a saludar). Pinchazo pescuecero, pinchazo arriba, espadazo enhebrado, aviso con. retraso, dos pinchazos más y cuatro descabellos (pitos). Gallito de Zafra: Pinchazo y media en la cruz (escasa petición y vuelta). Estoconazo (escasa petición, vuelta con protestas). Luciano Núñez, debutante: Media estocada tendida y desprendida (palmas y pitos cuando sale a saludar). Pinchazo perdiendo la muleta, otro pinchazo, media perpendicular delantera, aviso y se acuesta el novillo (silencio). Presidió mal el comisario Mantecón.

¿Eso hay que contar? Pues ya está contado. De ahí no pasó el interés del festejo. En cambio, el tendido era otra cosa. Allí todo el mundo tenía algo que decir. Hasta los mudos hablaban. Una becerrada en sensurround, donde el popular aficionado del tendido 7 pegaba unas voces aterradoras: «¡Esto es una estafa! ¡Estafadores! », y los de la andanada 8 estaban sembrados, con sus pronunciamientos. Le dijeron unas cuantas cosas al empresario, aludieron a la Diputación y sus responsabilidades, y al comisario Mantecón, en fin, le dedicaron la tarde, mayormente porque no devolvía a la casquería (de donde jamás debieron salir) las raspas cuyo lamentable sacrificio en el ruedo autorizó. La becerrada de vísperas acabó con un coro: «Mantecón, que salude a la afición.»

Los abecerrados-indecorosos-novillos de Ortega (don Domingo), en cuanto sentían el aguijoneo de la puya se echaban a temblar y a morir. El picador levantaba la vara; la mirada, el matador, implorando cambio de tercio; el presidente, la mano, para sacar el pañuelo, y la afición, la voz. Para la muleta, los cuatro primeros fueron peritas en dulce, pero los espadas no tenían paladar. Hubo, sin embargo, una sensacional revelación en la tarde. Taurinos de afilada lengua vienen acusando a El Lobo, durante años, de que mata toros en los cercados. Es imposible: no sabe.

Empresa de «esto va a cambiar», ganaderos, veterinarios, presidentes: otro jugueteo como el de ayer y se arma una de no te menees. Lo cual se dice con intención, ahora que la feria va a empezar.

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