Guardia civil muerto en Oñate cuando intentaba desactivar un explosivo
Un guardia civil, adscrito al equipo de desactivación de explosivos, murió violentamente en la madrugada de ayer, al ser alcanzado de pleno por la onda expansiva de un artefacto colocado en el primer piso del nuevo bloque de viviendas que actualmente se construye en la localidad guipuzcoana de Oñate. Fue a media tarde del domingo cuando el propietario del piso donde se encontraban los dos kilos de goma-2 informó a la Guardia Civil que en el momento en que procedía a enseñar la vivienda a unos familiares procedentes de Vitoria encontró un cartel en el que se leía ojo, no pasar, artefacto explosivo. ETA.Las primeras informaciones indican que los expertos de la Guardia Civil trataron inútilmente de desactivar a distancia la carga explosiva, por lo que la víctima, Juan Díaz Román, pese al reproche de sus compañeros, optó por intentar neutralizar manualmente el artefacto, y en el momento en que lo manipulaba -una y cuarto de la madrugada- los cables activaron la goma-2 y destrozaron el cuerpo del guardia civil.
Veinticuatro horas antes, en un almacén situado en el mismo polígono en construcción, explotó otro artefacto de gran potencia, que al contener una cantidad estimable de metralla causó graves daños a las dependencias. En aquella ocasión, las puertas de los ascensores del inmueble fueron desplazadas de sus respectivos lugares a más de quince metros.
El cuerpo sin vida de Juan Díaz Román, de veintiocho años, casado, con tres hijos y natural de Melilla, fue trasladado al Hospital Militar de San Sebastián, y ayer, a las cinco de la tarde, se celebró, en la iglesia del barrio del Antiguo, de la capital donostiarra, el funeral, al que asistieron las máximas autoridades civiles, militares y municipales. Después del velatorio, un grupo de personas lanzó gritos de «ETA asesina » y vivas a la Guardia Civil y a la Policía Nacional; el féretro con el cuerpo de Juan Díaz Román fue introducido en un furgón que emprendió viaje hacia el aeropuerto de Fuenterrabía, desde donde, por vía aérea, fue trasladado a su ciudad natal.
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