Se afianza la idea de crear un "partido del presidente" en Portugal

El último discurso del presidente Eanes ha provocado la consternación entre los partidos políticos y el júbilo de los disidentes, socialistas y socialdemócratas. «Apareció al fin alguien capaz de mandar», se congratulaba ayer el editorialista de un semanario conservador, afirmándose el intérprete del sentimiento de la mayoría del pueblo portugués.Entre los 37 disidentes del grupo parlamentario socialdemócrata, los únicos que aplaudieron en pie el discurso presidencial del 25 de abril, impera la mayor satisfacción. Un comunicado, inmediatamente publicado por el grupo, expresa su total apoyo a la propuesta «patriótica 31 dialogante» del general-presidente. Sin perder tiempo se han reunido para designar una comisión que se encargará de preparar la organización de una nueva asociación política, cuyo nombre no ha sido aún escogido, pero que afirma disponer ya de grupos de apoyo en todo el país y hasta una política de relaciones exteriores. «Encararíamos con buenos ojos una futura colaboración con el PSID alemán», reveló un portavoz del grupo.

Los disidentes dan así aparentemente razón a Sa Carneiro, que los llamó «los diputados del señor presidente» y parecen dar por descartado el acuerdo entre los partidos, que Eanes sigue considerando, al menos verbalmente, como «la solución democráticamente adecuada». Frente a la eventualidad de una intervención directa del presidente en la dirección de la política nacional, se disponen a ofrecerle en bandeja un movimiento de apoyo, venciendo así, en la recta final, los reformadores ex socialistas que se mostraron más reticentes en apoyar el actual Gobierno y se proponían encontrarle una alternativa.

Sorpresa y consternación

Los partidos se reunirán este fin de semana para examinar la situación creada por una intervención presidencial que aparentemente los cogió de sorpresa. Las primeras reacciones fueron, sin embargo, bien expresivas de la consternación general.La oposición frontal y declarada del PSD era esperada y la reacciónnegativa de los comunistas es la consecuencia lógica del apoyo dado por Eanes a un Gobierno cuya renuncia el PCP exige con insistencia. Pero el CDS, partido que mantuvo hasta ahora una actitud de apoyo indefectible al presidente y al Gobierno es apenas menos amargo. «Por primera vez, el jefe del Estado apoya un Gobierno en funciones. Si lo hubiese hecho en abril de 1978 (cuando los demócrata cristianos gobernaban en alianza con los socialistas) nos hubiese ahorrado todas las crisis posteriores.»

El CDS ve también con preocupación el futuro, porque la actitud de Eanes es, en su opinión, favorable a una aproximación entre socialistas y socialdemócratas, y desfavorable, en consecuencia, al bloque democrático propuesto por el CDS y que excluye a los socialistas.

De todos, el Partido Socialista ha sido el más reservado en sus declaraciones, pero no escondía su descontento frente a esta «lección dada a los partidos políticos». En las manos de Mario Soares está la posibilidad de inviabilizar en su inicio toda la maniobra, llegando a un acuerdo con Sa Carneiro antes del debate sobre el presupuesto. La tarea no es imposible, pero muy difícil, y lo más probable es que el PS prefiera seguir rehabilitando su imagen en la oposición, a pesar de los avisos del PCP, que lo acusa de estar empujando al poder a la derecha y a los «marginales de la política».