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La Iglesia y los gaullistas franceses quieren revocar la ley del aborto

La Iglesia de Francia se ha pronunciado de nuevo y solemnemente, contra el aborto, al que considera como «una falta grave». Esta toma de posición se produce en vísperas de la revisión de la ley que autoriza la interrupción del embarazo en este país y en vísperas, igualmente, de las elecciones europeas. Paralelamente, las personalidades más influyentes del gaullismo y las organizaciones que militan contra el aborto han desencadenado una batalla tendente a la supresión de la ley antedicha.En Francia se legalizó el aborto en 1975. Aunque la práctica de la legislación no ha sido perfecta, los varios cientos de miles de mujeres que, anualmente, viajaban a Suiza y a Londres para interrumpir su embarazo han desaparecido casi completamente. Una cláusula de la ley en cuestión, aprobada a principios de 1975 gracias a los votos de la izquierda, dice que el Parlamento la reexaminará cinco años después para apreciar su conveniencia y, llegado el caso, prolongarla, modificarla o suprimirla. La fecha de revisión será, pues, el próximo otoño, y de aquí la nueva declaración pública de la Iglesia de Francia para «alimentar la reflexión de los católicos».

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El Consejo Permanente del Episcopado francés dio ayer a conocer una declaración y un Libro blanco sobre el aborto. La declaración es concisa, brutal, y se sitúa en la línea que ha mantenido la Iglesia .de Roma desde que, hace medio siglo, se planteó el problema de la legalización del aborto: «El aborto -dice la referida declaración- es la supresión de un ser humano, un acto de muerte, una falta grave y un mal para la sociedad.» En el Libro blanco, de 176 páginas, la Iglesia de Francia se manifiesta más abierta, admitiendo testimonios de médicos, de consejeros matrimoniales, de mujeres e incluso de una señora que abortó.

Los analistas del texto, sin embargo, le han reprochado la omisión de lo que se considera el problema fundamental cuando se encara la interrupción del embarazo: «El embrión, producto del coito, ¿es o no es un ser humano?» Los obispos franceses, sobre esta cuestión complicada y misteriosa, no dicen nada. Durante los últimos tiempos, varios teólogos, como el jesuita Bruno Ribes y el padre Philippe Roqueplo, han estudiado esta cuestión sin llegar a responder categóricamente en uno u otro sentido. Por lo que se refiere a la apreciación de la ley vigente que autoriza el aborto, la Iglesia de Francia se manifiesta negativa al afirmar que « un acto grave, como la interrupción del embarazo, se ha convertido en algo trivial».

El nuevo debate sobre el aborto ya empezó la semana pasada, cuando el presidente de la República, Valery Giscard d'Estaing, abordó el tema en la televisión para asegurar que «el desequilibrio demográfico no tiene nada que ver con la autorización legal del aborto». Inmediatamente le respondió un «barón» del gaullismo, Michel Debré, para establecer que la falta de natalidad, en Francia, está íntimamente ligada a la legislación que permite el, aborto. El líder del gaullismo, Jacques Chirac, que era primer ministro cuando se aprobó la ley vigente, declaró al mismo tiempo que «he cambiado de opinión». La ministra actual de la Salud, Simone Veil, fue la que, en 1975, defendió la ley en el Parlamento (por ello se llama ley Veil, y anteayer la defendió igualmente demostrando que la natalidad era ajena a la posibilidad de abortar Los demógrafos, con múltiples estadísticas, abundan en este mismo sentido: el decrecimiento de los nacimientos, en este país, es anterior a la autorización del aborto revelan los especialistas, que, por otra parte, exhiben ejemplos de muchos países en los que está prohibido abortar y la población continúa decreciendo.

Todos los elementos expuestos nutrirán un debate que ya no cejará hasta que el Parlamento examine de nuevo la ley. Pero, de manera inmediata, ya se prevé el aborto como tema de las elecciones europeas del próximo mes de junio. La ministra Simone Veil es la cabeza de lista del partido giscardiano, y los gaullistas arremeterían contra sus enemigos de la mayoría gubernamental.

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