_
_
_
_
_

Numerosas crítícas a Tarradellas en la manifiestación por el Estatuto de Cataluña

Unas 300.000 personas -250.000 según la Policía Municipal; de 300.000 a 400.000 según los organizadores- se manifestaron en Barcelona, en la tarde del domingo, víspera de la festividad de San Jorge, patrono de Cataluña, en demanda de la inmediata aprobación y promulgación del Estatuito de Autonomía de Cataluña. UCD y el presidente de la Generalidad se habían opuesto a la concentración, que fue encabezada por todas las fuerzas parlamentarias -desde el diputado de Coalición Democrática Antonio de Senillosa, hasta los comunistas- con la única excepción de UCD. También figuraban al frente de la misma los ayuntamientos de las principales ciudades catalanas, entre ellos los alcaldes de las cuatro capitales catalanas.

La manifestación fue tan extremadamente pacífica que daba más bien la apariencia de fiesta popular. Tras recorrer, a paso lento, muy lento, algo más de un kilómetro, los manifestantes se concentraron alrededor del antiguo palacio del Parlamento de Cataluña, sito en el parque de la Ciudadela y convertido por el franquismo en museo de arte moderno.La cabeza de la manifestación, donde el servicio de orden era numeroso, coreó en catalán, lógicamente, los eslóganes oficiales de la manifestación: Cataluña quiere ahora el Estatuto. Ahora es el momento, Estatuto y Parlamento. En el núcleo de la manifestación los eslóganes eran más espontáneos: ¿Dónde está?, no se ve la bandera de UCD; Tarradellas, se ve, eres de UCD; Tarradellas venut, volem l'Estatut (Tarradellas, vendido, queremos el Estatuto); Suar-ellas (contracción de Suárez y Tarradellas), no volem titellas (Suar-ellas, no queremos títeres).

Desde el balcón principal del palacio del Parlamento hablaron los parlamentarios Josep Andreu Abelló (socialista, presidente de la congelada Asamblea de Parlamentarios de Cataluña), Antonio Gutiérrez (comunista), Heribert Barrera (de Esquerra), Jordi Pujol (de Convergencia i Unió) y Joan Reventós (socialista). Los temas y los análisis fueron realmente unitarios: un Estatuto de Autonomía acorde con el proyecto ya presentado en el Congreso y sin recortes. En general dominaron los criterios optimistas: «Esto (la manifestación) es el presagio de nuestra próxima libertad» (Gutiérrez); « Esta manifestación no puede ser menospreciada» (Pujol); «Hay indicios favorables» (Barrera), y «La importancia de este abril no es inferior a la del de 1931» (Reventós).

Ninguno de los oradores formuló la más mínima alusión positiva a la Generalidad provisional o a su presidente. Es más, cuando la presentadora del acto, una joven actriz, cometió el lapsus de decir: «Aquí, delante del palacio de la Generalidad», sonó un fuerte abucheo y gran número de silbidos, que se trocaron en aplausos y gritos favorables cuando rectificó y dijo: «Aquí, delante del palacio del Parlamento de Cataluña». Lo inefable es que, sin duda alguna, muchos de los manifestantes habían participado en su día en concentraciones idénticas en demanda del retorno del actual presidente de la Generalidad.

En improvisada rueda de prensa, los partidos convocantes -y en especial Jordi Pujol- quisieron poner de relieve que «la manifestación ha sido en favor del Estatuto y en contra de nadie (Pujol). Por su parte, Antoni Gutiérrez aludió repetidamente a la tradición con que cuenta en Cataluña la manifestación pacífica; Andreu Abelló, al carácter extremadamente pacífico de la m lsma; Reventós, a la victoria popular de las municipales, y Barrera, al hecho que las manifestaciones y movilizaciones de todo orden deberán repetirse si el Estatuto no avanza.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

La presencia del diputado de Coalición Democrática, Antonio de Senillosa, en las primeras filas de la manifestación recibió todo tipo de comentarios faorables. Ello convertía en más ridícula la ausencia de -UCD y la oposición declarada -y ayer duramente atacada en un editorial del Tele/Expres- por parte del presídente de la Generalidad.

El carácter popular y cordial de la manifestación, la concentración y la fiesta que las siguió (hasta medianoche) contrastaban con los fantasmas frentepopulistas y revolucionarios que UCD, y Tarradellas -éste refiriéndose al 6 de octúbre de 1934- intentaban resucitar en beneficio propio. Pero era necesaria mucha imaginación para atribuir un carácter revolucionario a la manifestación-fiesta del domingo.

En el orden político, lo más destacable es la deliberadora e injustificada automarginación de la UCD catalana y de Tarradeflas del proceso autonómico en su vertiente popular y masiva. De no producirse un cambio de actitud en esa organización y en esa persona, no es de esperar que Adolfo Suárez acceda fácilmente a la petición estatutaria.

El señor Tarradellas dirigió anoche un mensaje al pueblo catalán, a través de todas las emisoras de radio de Cataluña, en que afirmó que «mientras yo sea presidente de la Generalidad no se producirá otro 6 de octubre» (fecha de proclamación del Estado catalán, en 1934). Con voz grave añadió, en torno a una pregunta sobre el proyecto de Estatuto: «Estoy seguro de que todos los partidos que forman parte del Consejo Ejecutivo de la Generalidad tendrán presente la política de unidad catalana, pero si alguien lo olvidase, yo nolo aceptaré, y no tendré ninguna flaqueza ante quienes piensen que debemos desviarnos del camino de unidad que nos hemos trazado.»

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_