El Papa contrario a la laicización de los sacerdotes

El mismo Pontífice ha dado la interpretación concreta de su encíclica. Lo ha hecho ayer en una audiencia al clero de la diócesis de Bolonia, presidida por el cardenal Poma, que es el presidente de la Conferencia Episcopal italiana. El Papa dijo a estos sacerdotes, en presencia de la primera autoridad eclesial italiana, que «no es cediendo a las sugestiones de una fácil laicización, o con el abandono del hábito eclesiástico, o con la asimilación de las costumbres mundanas, o abrazando un trabajo profano, como el sacerdote puede acercarse eficazmente al hombre de hoy».

Más peligros que ventajas

Según el papa Wojtyla, considerado paradójicamente el Papa más «secularizado» y que despierta tal entusiasmo entre las muchedumbres que hasta las monjitas se permiten durante las audiencias cortarle pedacitos de la sotana para llevárselos como reliquia, una tal secularización del sacerdote en un primer momento podría dar la impresión de una «inmediatez de contacto con los hombres», pero podría pagar el alto precio «de la pérdida de la acción evangelizadora y santificadora del sacerdocio».El sacerdote, según el Papa, debe dedicarse exclusivamente a su misión, aún cuando esta «gran misión imponga a los sacerdotes responsabilidades formidables». El criterio más válido para reconocer hoy a un sacerdote verdadero no es, según el Papa, el mezclarse en la vida cotidiana de los demás mortales, como habían hipotizado, por ejemplo, los obispos franceses con la experiencia de los sacerdotes obreros; Juan Pablo II vuelve al concepto tradicional del sacerdote, que se dedica clara y públicamente y en exclusiva a la misión evangelizadora y sacramental, y afirma que su autenticidad se medirá «no mimetizándose», sino más bien «dando ejemplo de sincera coherencia con su misión».