Narcis Serra, primer alcalde socialista en la historia, de Barcelona
Sobre las doce del mediodía de ayer, Narcis Serra resultó elegido, tal como estaba previsto, alcalde de Barcelona. Es el primer alcalde socialista de la historia de la ciudad. Hecho que además se produjo paralelamente a la elección, en las tres restantes capitales catalanas, de otros tantos alcaldes socialistas. La elección de Serra tuvo efecto en primera vuelta, con 35 votos a favor -socialistas, comunistas, Convergencia y Esquerra-, mientras los ocho concejales de UCD votaban por Carlos Güell.
La elección estuvo presidida por una mesa de edad, encabezada por el socialista Solé Sabaris. El desarrollo de la elección fue rápido y sin el más mínimo incidente. El resultado era sobradamente conocido de antemano. Una vez elegido Serra, fue designada la comisión municipal permanente. Además del alcalde, la compondrán cinco concejales socialistas -entre ellos, el probable vicepresidente de la Diputación de Barcelona, Francesc Martí-, tres comunistas, tres de Convergencia i Unió y tres de UCD. No estará representada en dicha e p misión la Esquerra, que sólo cuenta con dos concejales.Al concluir el pleno constituvo, el nuevo alcalde convocó un pleno extraordinario para media hora después a las doce y media. A este pleno asistieron las autoridades civiles y militares, incluido el presidente de la Generalidad. La sesión extraordinaria consistió esencialmente en la explicación del voto por parte de cada grupo político.
En las explicaciones de voto destacó la inesperada brillantez de la leída por el cabeza de lista de Convergencia i Unión, Vier Millet, y las claras deficiencias de la intervención del cabeza de lista de UCD, Carlos Güell, quien fue abucheado en vanas ocasiones.
Por su parte, el alcalde Serra centró su futura actuación en cuatro ejes: humanización de la ciudad, reforma democrática de la administración y de la hacienda, ordenación de la región metropolitana y descentralización del poder municipal, con la consiguiente participación ciudadana.
«Respetaremos con el máximo cuidado -afirmó Serra- los derechos de los que no entran en el acuerdo de gobierno municipal. A diferencia del establecido en el Congreso de los Diputados para el Gobierno del Estado, nuestro acuerdo es amplia y claramente mayoritario. Esperamos la crítica de la minoría como elemento enriquecedor de nuestros debates.»
Afirmó que Barcelona «ha de ser un ejemplo vivo de democracia», mientras se pronunciaba en favor de que el futuro Parlamento catalán elabore una ley municipal para Cátaluña, como se efectuó ya en 1934. Se refirió tambien a los dos alcaldes republicanos de Barcelona -Carles Pi Sunyer y Jaume Aiguader-, así como al doctor Robert, cuyo monumento fue suprimido por la dictadura. En cambio, no hizo ninguna alusión a la Generalidad provisional.
Serra afirmó, al margen de su discurso, que todos los partidos presentes en el Consistorio le habían hecho llegar la propuesta de que todo el Consistorio se esforzará delde el primer momento en lograr una urgente aprobación del proyecto de Estatuto.
Por su parte, Tarradellas hizo entrega a Serra de la vara de alcal de que le acababa de entregar el titular saliente y pronunció unas palabras en las que se refirió a la «obstinada voluntad de unidad», lo cual levantó murmullos de desaprobación entre el público. Al final del acto fue cantado Els Segadors, petición del propio Serra.
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