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"La homosexualidad no es una enfermedad ni un desorden genético"

La homosexualidad no es una enfermedad física o psíquica, ni un desorden genético, sino una forma de «comportamiento aprendido», similar a la heterosexualidad. Esta es una de las principales conclusiones de un estudio de los doctores norteamericanos Masters y Johnson, realizado durante los últimos quince años y que será publicado en forma de libro la semana próxima.

Titulado La homosexualidad en perspectiva, el libro está basado en el análisis del comportamiento sexual de trescientos homosexuales -hombres y mujeres- en el centro investigador de Saint Louis, dirigido por el conocido matrimonio de sexólogos. William Masters, un ginecólogo de 63 años, y su esposa, Virginia Johnson, una psicóloga de 54 años, han publicado cinco libros de los que han vendido millones de ejemplares en todo el mundo y de los que el más conocido es Respuesta sexual humana, que apareció en 1966.Otra de las conclusiones del estudio de Masters y Johnson sobre la homosexualidad es que no existe ninguna diferencia entre homo y heterosexuales en el proceso físico o biológico de respuesta a la estimulación sexual y que, por tanto, los homosexuales deben ser tratados en las consultas médicas como seres humanos normales.

El estudio indica asimismo que los problemas sexuales de los homosexuales, incluyendo el deseo de algunos de ellos de cambiar a un comportamiento heterosexual, pueden ser tratados con un notable porcentaje de éxito mediante una terapia intensiva. Las conclusiones del estudio de Masters y Johnson levantarán, sin duda, una polémica, porque desafían muchas de las creencias establecidas desde hace mucho tiempo sobre la homosexualidad. Los sexólogos norteamericanos trataron a 84 homosexuales -hombres y mujeres- que tenían problemas en su comportamiento sexual, principalmente de impotencia en los hombres y de imposibilidad de alcanzar el orgasmo en las mujeres, durante las relaciones homosexuales. Después de un tratamiento de dos semanas se registraron fallos en sólo un 12 % de los casos.

Con un tratamiento psicoterapéutico similar, Masters y Johnson atendieron a 67 homosexuales -hombres y mujeres- que querían cambiar su comportamiento hacia la heterosexualidad. Un 35% de los pacientes no consiguió cambiar sus preferencias sexuales. El doctor Masters explicó que prefería dar los resultados en porcentajes de fracasos y no de éxitos, porque el fallo de una terapia es más fácilmente definible que el éxito y porque no se tienen aún los resultados a largo plazo. En cualquier caso, los resultados de estos dos tipos de terapia son los mejores de que se tiene noticias en los últimos años.

Según un resumen del libro publicado por el semanario Time, los doctores Masters y Johnson han formado en su instituto de Saint Louis a 7.000 terapeutas sexuales, observado durante sus estudios más de 10.000 orgasmos y tratados a 2.500 parejas con problemas sexuales, obteniendo un índice de éxito del 80%. El proyecto de investigación sobre la homosexualidad comenzó en 1964 y para publicarlo en forma de libro se ha condensado en 450 páginas.

En Estados Unidos se estima que hay más de veinte millones de homosexuales, prácticamente el 10% de la población, y que un hombre de cada tres y una mujer de cada cinco han tenido alguna vez en su vida una o más experiencias de tipo homosexual.

Entre las conclusiones del estudio de Masters y Johnson figura la de que entre las parejas homosexuales estables (más de un año viviendo juntos) existe un mejor y más relajado conocimiento de las necesidades sexuales mutuas que entre los heterosexuales casados o solteros, quizá porque es más sencillo entender al propio sexo que al contrario.

El informe indica también que el porcentaje de personas con imposibilidad para llegar al orgasmo es idéntico entre horno y heterosexuales: del 3%. Las fantasías sexuales aparecen con más violencia y sadismo entre los homosexuales que entre los heterosexuales, señala también el estudio.

Masters y Johnson llegan a la conclusión de que no existe la más mínima diferencia entre homo y heterosexuales en el proceso de lubricación, erección, eyaculación y orgasmo, y que la experiencia orgásmica completa es «indistinguible». Con esta conclusión, el matrimonio de sexólogos confia en que se llegará a una mejor atención médica a los homosexuales y que desaparecerá la excusa alegada por algunos doctores de que los problemas de aquéllos son «diferentes».

No existen diferencias en la respuesta sexual de hombres y mujeres a formas similares de estimulación, indica también el estudio, por lo que el concepto cultural de que el hombre es el experto sexual o el que tiene un funcionamiento más efectivo debe ser puesto en tela de juicio. «Los hombres no tienen una capacidad sexual mayor que las mujeres», declaró el doctor Masters, que pronosticó que en un futuro cercano la mujer será un compañero de igual a igual en las relaciones sexuales.

Posiblemente el aspecto que creará mayor polémica del importante estudio realizado por el doctor Masters y la doctora Johnson será el alto porcentaje de éxitos conseguidos por la «conversión» de homosexuales a heterosexuales, lo que se venía considerando «raro o imposible» entre la mayoría de los terapeutas sexuales.

Sin embargo, el matrimonio de sexólogos advirtió que buena parte de los éxitos conseguidos en la «conversión» de preferencias sexuales se debía a una cuidadosa selección de los pacientes, en la que se rechazó a todos aquellos que carecían de una fuerte motivación para cambiar o que presentaban síntomas serios de trastomos psicopatológicos.

Una parte del libro está dedicada al estudio de los «ambisexuales», personas que se sienten igualmente confortables en una relación sexual con una persona de su sexo o del sexo opuesto, y que son diferentes de los llamados «bisexuales», que generalmente muestran una preferencia mayor hacia un sexo.

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