Inauguración de la muestra "Maestros del siglo XX"

Hoy se inaugura, en la Fundación Juan March, la que sin duda puede calificarse como una de las más importantes exposiciones del año. Recoge, con el título general de Maestros del siglo XX, un total de 81 obras, en su mayoría cuádros, pero también algunas importantes esculturas, que están unificadas bajo el tema Naturaleza muerta, y que responden a las más diversas e importantes corrientes de las vanguardias artísticas del siglo.

La exposición, que es un modelo inusitado de rigor, se conoció antes en la galería Beyeler, de Basilea, y -salvo algunos cuadros, que no están por problema de espacio- exhibe ahora las 33 firmas fundamentales de entonces, que significan, en realidad, lo que va de siglo en pintura. La más antigua de las obras de este siglo es un cuadro de Redon, Cabeza astral, fechado en 1905, y la más reciente, un bronce esculpido y pintado por Lichtenstein e intitulado Vaso I, de 1977. En el intermedio, ocho imponentes cuadros de Braque, tres, en que Max Ernst es ese que todos conocemos, pero que sorprende con nuevos colores y formas nuevas, y una escultura también suya, centrastando las formas estiradas en las que las palabras del título (Los espárragos de la Luna) son un nuevo objeto surrealista a colocar en la mesa de quirófano, con esa otra, bellísima, de Arp. Fernand Leger son diez cuadros, y es el espíritu de las vanguardias. Magritte es el surrealismo; nueve picassos, de los que los dos collages son muy hermosos y los óleos grandes, pardos, verdes, capaces de dinamitar su imagen última dan una visión sorprendente para ver en vivo. Un Rouault, un Oldembourg, un Tapies, esa lata de sopa de Andy Warhol, los dibujos de Nicholson, más efectivos tal vez que sus óleos, la escultura de Miró, que es un trouvé, insólita presencia de las cosas hechas bronce. Dos matisse, que para niuchos son los prl meros que ven colgados en pared española, un Monticelli impresionante, única muestra precursora de los últimos años del siglo pasado, y muchos más: Chagall. Berckmann. Pierre Bonnard -posiblemente por primera vez en público en España-, Jules Bissier, Dubuffet y sus tres utópicos, Raoul Dufy, Giacometti, dos dibujos y un óleo increíble, Gris, Klee, Kokoschka, extraño pintando flores, dos imponentes Le Corbusier, Schwitters, Chaim Soutine, Nicolás de Stael y Tinguely.Colocados para ser vistos, sin que den la menor sensación de aglomeración o amontonamiento, sin que dejen sentir en ningún momento el llamado mal de museo, impresiona ver, en torno a esas amplias «naturalezas muertas», el color y la forma del arte contemporáneo, particularmente allí donde se separan unas y otras rupturas.