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La palaba "sexualidad" divide a los comunistas

Juan Arias

La palabra «sexualidad» ha sido motivo de discordia en el reciente congreso del Partido Comunista italiano, celebrado en Roma en días pasados. En un congreso fuertemente unitario, el tema del sexo dividió a los comunistas en las dos mitades de una manzana. Vencieron las fuerzas feministas por sólo 44 votos. Y esto ha sido noticia en todo el país.

Entre las enmiendas enviadas por la base fue presentada una al artículo 53 que decía: « Para una relación entre hombre y mujer encaminada a superar la eterna división de funciones, para asegurar las condiciones en las cuales pueda expresarse plenamente la voluntad de las mujeres de liberarse de toda opresión, incluida la que se ha determinado históricamente en el campo de la sexualidad. » Con esta enmienda presentada por las feministas de la base se introducía por vez primera en un documento oficial y solemne del partido la palabra «sexualidad».Hubo dura batalla en torno a ella. Una gran parte del congreso se oportía, por lo que se buscó un compromiso: cambiar la frase por esta otra: «Opresión determinada por las relaciones entre los dos sexos.» Pero las feministas no cedieron y pidieron que su propuesta fuese puesta a votación del congreso. Berlinguer se ausentó en aquel momento. La votación fue histórica: votaron a favor de la introducción de la palabra «sexualidad» 439 delegados, y en contra, 395. La prensa ha dado gran relieve a este hecho. Hasta el moderado Corriere della Sera dedicó su primera página con este vistoso título: «La sexualidad ha vencido en el congreso del PCI.

Las más satisfechas fueron las feministas. Todas, comunistas y no comunistas. Por vez primera la sexualidad, palabra tabú, problema de la esfera privada, cenicienta en la cultura de la clase obrera tradicional, entraba por la puerta grande en el Partido Comunista más fuerte de Occidente.

Dicen que Berlinguer es un convertido al feminismo y que a esto debe, en gran parte, su gran popularidad dentro y fuera del partido. De hecho, el secretario comunista arrancó el aplauso delirante de las mujeres presentes en el Palacio de los Deportes romano cuando en su introducción a los trabajos del congreso afirmó: «Es necesario abandonar un viejo escluema que influenció también el pensamiento y la acción de los más grandes revolucionarios, según los cuales primero se hace la revolución social y después se resolverá el problema femenino. En adelante no debe ser así: el proceso de la revolución social y el de la liberación de la mujer deben caminar juntos, apoyarse mutuamente.»

Estas mujeres desfilan hoyjunto con las feministas más «laicas» por las calles de Italia hablando de «sentimiento» y de «afectividad» como componentes esenciales de la mujer junto a la sexualidad. Han roto de este modo nuevos tabúes comunistas y el partido ha empezado a comprender que el fenómeno «feminista» en las filas comunistas no es sólo un problema cualitativo sino también cuantitativo.

Los comentaristas no comunistas afirman que el PCI «se da hoy cuenta que no se puede congelar, en una especie de relación implecable, la liberación femenina y la lucha de clases. Las feministas comunistas han contribuido a desenmascarar una falsa interpretación de los clásicos del marxismo en lo referente al problema de la mujer», y añaden que lo importante es que el Partido Comunista «demuestra que se ha dado cuenta de ello».

Lidia Menapace, una de las líderes más serias de la Nueva Izquierda y que había sido expulsada del PCI con el grupo que después fundó Il Manifesto, ha escrito tras este XV Congreso y del triunfo de las feministas: «Hoy, si una mujer entra en el Comité Central del PCI no es como antes. No necesita disfrazarse de hombre.» ¿Se puede decir, pues, se preguntan algunos periódicos, que después de este congreso el Partido Comunista italiano es menos «machista»? La respuesta más general es que parece que sí, aunque más de uno subraya, como el diario radicalsocialista. La Repubblica que «antiguas y cómodas costumbres no se desarraigan sólo con una tesis o un artículo del estatuto».

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