El ex primer ministro del sha, Ammir Hoveyda, ejecutado

08 abr 1979 - 00:00CEST

Ammir Abbas Hoveyda, de 59 años, primer ministro del sha de Irán durante trece años, fue ejecutado ayer en Teherán, tras ser juzgado y condenado a muerte por un tribunal revolucionario, por haber «pecado contra Dios». La sentencia, la séptima ejecutada ayer en la capital iraní, fue llevada a cabo inmediatamente después del fallo del tribunal, que también encontró culpable a Hoveyda del delito de alta traición.La ejecución del ex primer ministro iraní marca el punto álgido de la justicia revolucionaria de los nuevos dirigentes islámicos iraníes. Confirma también la firme intención del ayatollah Jomeini de inantener intactos los llamados; comités revolucionarios islámicos, que se han revelado como el auténtico poder en Irán frente al Gobierno provisional del primer ministro Mehdi Bazargan.

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Hoveyda, el fiel secretario del sha

Hoveyda era el dirigente monárquico que más cerca y mayor número de años colaboró con el sha. Se ha convertido también en el funcionario de más alto rango que ha sido ejecutado hasta la fecha en Irán. Las peticiones de clemencia del propio primer ministro Bazargan no fueron escuchadas por Jomeini.

El pasado jueves, tras la publicación de nuevas normas sobre los delitos políticos y sus penas, una segunda ola de ejecuciones comenzó inesperadamente. El mismo jueves, ocho personas fueron fusiladas en Teherán e Isfahan. Ayer, seis militares, dos de ellos generales, fueron también pasados por las armas.

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Se agravan las disensiones entre civiles y religiosos en Irán

(viene de primera página)En círculos diplomáticos de la capital iraní se sospecha que tanto la ejecución de Hoveyda como la nueva ola de fusilamientos, amplíe la enorme brecha que existe entre los dirigentes islámicos y civiles en Irán.

Tanto el primer ministro Mehdi Bazargan como los dirigentes civiles de su Gabinete, en especial el líder del Frente Nacional, Karim Sandjabi, habían presentado varias veces su dimisión ante el ayatollah Jomeini, en un esfuerzo vano para detener las ejecuciones, que ayer se elevaron a 78. Sin embargo, al continuar éstas, se espera en Teherán que se produzca un nuevo enfrentamiento de imprevisibles consecuencias.

El proceso de Hoveyda, de hecho, se llevó a cabo con anterioridad al 15 de marzo, fecha en la que se prohibieron los juicios y ejecuciones sumarísimas. Para asistir a este proceso, habían acudido. a Teheran un elevado número de juristas internacionales. Hace tres días, sin, embargo, el juicio fue reanudado en gran secreto y del proceso y la ejecución sólo se supo cuando la radio oficial iraní dio ayer la escueta noticia de su fusilamiento.

Las seis ejecuciones de ayer se llevaron a cabo en Teherán y la agencia oficial iraní facilitó incluso una foto de los condenados atados a los postes y, posteriormente, de sus cadáveres.

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