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Kampala, en manos tanzanas, con excepción de la radio

Idi Amin, presidente vitalicio de Uganda, tenía ayer sus horas contadas como dictador del país africano, después de la entrada en Kampala de fuerzas rebeldes ugandesas, apoyadas por soldados regulares tanzanos. Noticias llegadas a Nairobi indicaban ayer que la capital ugandesa estaba prácticamente en manos de los rebeldes después que los soldados tanzanos y los libios, enviados por Gadafi en apoyo de Amin, la hubiesen abandonado apresuradamente.Un comunicado de los exiliados ugandeses en Dar Es Salaam informó que las fuerzas invasoras controlan la mayor parte de Kampala, después de un asalto de infiltración realizado en las últimas 48 horas.

El comunicado añadió que los atacantes no se han apoderado todavía de la colina de Nakasero, un área que comprende toda la parte comercial de la ciudad, la principal estación de radio del país y varias misiones diplomáticas.

Las fuentes del exilio afirmaron que los tanzanos y los opositores ugandeses están llevando a cabo una operación de limpieza contra pequeñas bolsas de soldados leales a Idi Amin.

La ocupación total de Kampala se espera para este fin de semana, ya que los invasores han querido dar tiempo a los libios que defendían la capital a que huyan a través de un pasillo que conduce a la ciudad de Jinja, a ochenta kílómetros al Este.

Fuentes diplomáticas en Nairobi dijeron que las fuerzas libias pueden ser evacuadas a su país en aviones de transporte C-130.

La estrategia tanzana está destinada a evitar un derramamiento de sangre en Kampala, aunque fuentes del exilio manifestaron que la escasez de víveres y combustible en la ciudad han obligado al salto final.

La operación de asalto se inició el miércoles con la captura por los invasores de varias áreas residenciales. Residentes en Kampitla dijeron que la ciudad parece virtualmente sin defensa, por lo que está completamente abierta a la fuerza conjunta de exiliados y tanzanos. Amin dijo el jueves, a través de Ragio Uganda, que sus fuerzas habían rodeado a los invasores, pero la versión fue desmentida.

Por otra parte, se informó ayer que la participación de Tarizania en la lucha por derribar a Idi Amin le cuesta díariamente al país un millón de dólares (setenta millones de pesetas), lo que hace suponer que 1979 será, económicamente, para el Estado socialista taiizano, cuyo régimen ha celebrado el decimoséptimo aniversario, un año desastroso.

Economistas occidentales afirman que la mitad de esta suina corresponde a las inversiones gubernamentales para la adquisición de armamento, y el resto es el resultado de las pérdidas ocasionadas en la agricultura y la industria del país en estos cinco meses de conflicto bélico.

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