Próxima creación en España de un Consejo de Seguridad Nuclear
El Gobierno tiene preparado un proyecto de ley, que presentará próximamente a las Cortes, para crear un denominado Consejo de Seguridad Nuclear, cuyas funciones serán coordinar y vigilar los sistemas de seguridad en las plantas nucleares que funcionan y funcionarán en nuestro país. El proyecto de ley, preparado con anterioridad al accidente registrado en la central Three Mile Island, de Harrisburg (Pennsylvania), prevé que este organismo descargue de la Junta de Energía Nuclear (JEN) las funciones de seguridad que esta mantiene sobre las plantas de producción de energía que funcionan a partir de la tecnología nuclear.Con la creación de este organismo, cuyo cometido y composición será muy similar al de la Nuclear Regulatory Commission, norteamericana, se pretende paliar el riesgo de accidentes y las consecuencias adversas en el funcionamiento de los sistemas de seguridad de las plantas nucleares, «a cuyo uso futuro no se renunciará en un país que, como España, permanece sometido a los vía crucis del mercado petrolífero», según manifestaron ayer a EL PAIS fuentes oficiales del Ministerio de Industria.
La Junta de Energía Nuclear exige a las centrales españolas un informe sobre sus sistemas de seguridad
Las mismas fuentes señalaron que, pese a la gravedad del accidente de Harrisburg y a las consecuencias, emocionales del mismo dentro de los grupos anti-nucleares, el programa energético español a base del uso del átomo continuará adelante con las lógicas salvedades de reforzar y perfeccionar los sistemas de seguridad que anteriormente existían y la introducción de aquellos nuevos que se descubran. En este sentido, no se prevé la retirada de las Cortes del plan energético español, que espera todavía aprobación parlamentaria.
Mientras se concede un plazo para la presentación del proyecto de ley que cree el Consejo de Seguridad Nuclear, la Junta de Energía Nuclear (JEN), organismo encargado ahora de la seguridad en las centrales nucleares españolas, reunió ayer en su sede a los directivos de las tres centrales que actualmente funcionan en España, a los que se hizo entrega de toda la información disponible sobre el accidente de Harrisburg. A estos directivos se les exigió además un detallado informe sobre los actuales sistemas de seguridad de sus plantas.
Expertos nucleares consultados por EL PAIS señalaron que, aunque en España sólo una de las tres centrales nucleares -la de José Cabrera, en Zorita (Guadalajara)- es del tipo de la accidentada, su fabricante no es la Babcock Wilcox, sino la Westinghouse norteamericana, y, en este sentido, el sistema de refrigeración es completamente diferente, pese a estar basada también en el concepto de refrigeración a partir de agua presurizada.
Aunque apriorísticamente es imposible descartar la posibilidad de un accidente nuclear en España, la diferencia entre los sistemas de refrigeración de las plantas Westinghouse (a partir de agua presurizada) y los de la Babeock Wilcox, sí hace descartable un accidente del tipo registrado en Harrisburg, según fuentes oficiales familiarizadas con el tema.
Las diferencias entre los dos sistemas afectan, por lo menos, a cinco medidas de seguridad que, en el caso del reactor de Harrisburg, no funcionaron adecuadamente. Estas medidas se refieren al número de generadores de vapor, a los sistemas secundarios de refrigeración, a la imposibilidad de un fallo humano en los sistemas automáticos de seguridad, a la capacidad de los llamados tanques de alivio y a la bomba del reactor de Harrisburg, que ya no se utiliza en las plantas Westinghouse.
Otras plantas
Aparte de la planta de Zorita, las otras dos centrales españolas en funcionamiento son la de Santa María de Garoña, en la provincia de Burgos, y la de Vandellós, de Tarragona. La primera es de fabricación norteamericana, suministrada por General Electric, y la segunda, de origen francés. Ninguna de las dos dispone de un sistema de refrigeración a partir de agua presurizada. La norteamericana lo hace con agua hirviendo, y la francesa tiene un sistema de refrigeración a partir de grafito.
Existen otras tres centrales españolas en avanzado estado de construcción. Aunque fuentes oficiales se muestran cautas a la hora de adelantar el impacto que la ola psicológica antinuclear originada por el accidente tendrá en la entrada en funcionamiento de estas plantas, es de prever que sufran aún un mayor retraso del que ya han tenido en su terminación. Las tres centrales citadas -la primera de Ascó (Tarragona), el primer grupo de Almaraz (Cáceres) y el también primero de Lemóniz (Vizcaya)- son del tipo similar a la accidentada, y han sido construidas por Westinghouse, en Estados Unidos.
En su reunión de ayer, la JEN también anunció que había solicitado a las empresas responsables de estas tres centrales un informe detallado sobre los sistemas de seguridad previstos para estas plantas, en previsión de cualquier accidente similar al sucedido en Three Mile Island.
Según un reciente informe norteamericano, de las catorce centrales nucleares españolas que estaba previsto que entraran en funcionamiento antes de 1986, once disponen de un sistema de refrigeración igual o parecido (agua presurizada) a la que tiene la central de Harrisburg. No obstante, los suministradores son diferentes ocho son de la Westinghouse; tres, de la General Electric; dos de la KWU ale mana, y dos, francesas. Independientemente existe un plan para que otras veintiuna plantas sean construidas en España en un plazo de unos quince años.
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