Asamblea de asistentes sociales

Asistí el pasado jueves a la flamante asamblea que reunió a la flor y nata de los asistentes sociales de la asociación de Madrid.En el selecto ambiente que reinaba en los salones de la Fundación Pablo VI tuve ocasión de emocionarme con la oratoria de la tribuna. ¡Qué problemática tan grave nos afecta! No pude dormir esa noche reflexionando sobre los arduos asuntos burocráticos que nos acosan. ¡Y qué decir del intrusismo! ¿Cómo vamos a consentir que extraños a la profesión usurpen nuestro status?

No he tenido más remedio que replantearme las cosas y llegar a la conclusión de que estamos totalmente faltos de ayuda: apoyo incondicional del Gobierno y aparato institucional del sistema; comprensión y ayuda espiritual de la Iglesia. Esto segundo, lo más importante. ¡Cuántas veces alcé los ojos al Cristo de terciopelo, que presidía nuestra santa asamblea, para pedirle protección en la labor que realizamos! Aunque confío en la bondad de los principios que nos inspiran.

Seguiremos el camino que nos hemos marcado. Solucionaremos la problemática social. Taparemos todas las grietas que hagan peligrar el sistema. Perpetuaremos, ocultándola, la podredumbre de nuestra estructura social. Corromperemos, prostituiremos la ciencia en que creemos apoyarnos, actuando de forma monjil.

Asistente social,