Conciertos de Greta, oel rock alucinado
Desde el pasado día 21 de este mes, y hasta el próximo 5 de abril, se presenta en el teatro Alfil el grupo Greta, que ofrece un rock «alucinado», «marchoso» y «sorprendente», montado de manera distinta al de otros grupos. No es un simple recital; es una puesta en escena, un espectáculo. Al principio, aparece un señor vestido de frac, que dirige una orquesta invisible con una pluma de avestruz. Más tarde ocurre que los etiquetados músicos llevan guitarras eléctricas (dos), un bajo y una batería y que por los altavoces comienza a surgir una música cañera: rock y blues adobados por buenos solos de las dos guitarras.En esto sale Greta, andrógino extraño que más que cantar ulula como un lobo-loba que ha ido a caer en este: tinglado rockero. Las luces reflejan el maquillaje (buenísimo) de los músicos, que adquieren un aspecto irreal, inquietante y, efectivamente, algo alucinado.
En la segunda parte, los músicos abandonan la etiqueta y surge un futbolista americano, una especie de macarra con chaqueta de lentejuelas rasadas y polainas multicolores, un superman rodeado de un marabú blanco y un batería del cual sólo se ve una camisa rota y un sombrero extraño. Y Greta, que sigue cantando, moviéndose por el escenario de cuando en cuando, como sin venir a cuento pero manteniendo la mirada fija en él/ella.
El concierto dura una hora y cuarto. En él, cosa extraña, han pasado cantidad de cosas y es que esto del rock puede ser sólo música (Rory Gallagher, Eric Clapton, etcétera), pero también puede ser espectáculo, (Génesis, Tubes, DEVO, y demás). El hecho de que en España sólo se hayan preocupado de este aspecto Sisa, la Orquesta Mondragón o Pau Riba y Greta no indica más que una falta de medios e imaginación hasta ahora endémica.
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