Mujer y política
Enrique Tierno ha venido a Vallecas, al mercado, a decirnos a las mujeres no que se van a crear guarderías, servicios colectivos, centros de información sexual... ha venido a decirnos que vayamos a casa a hacerle la comida al marido. No es que sean nuevos estos mensajes con tufillo de órdenes; diariamente los oímos en la televisión. Se los oímos a la derecha, a la Iglesia y también a la izquierda, pero ello no deja de hacerlos denunciables, sobre todo cuando quien los dice es un partido de izquierdas que pretende ser portavoz de los oprimidos y las oprimidas.No hace mucho, también en Vallecas, el PCE colgaba un gran cartel en el que se leía: «Mujer, si quieres llevar la paz a tu hogar, vota PCE». Son las mismas leyendas que se utilizaron en 1936 por los partidos, tanto de izquierdas como de derechas; para la mujer como ser humano no había promesas, a ella se dirigían como «hijas, esposas y madres».
El mensaje de Tierno recuerda a esa denuncia en el seno de los partidos, de que las militantes se quedan con los niños mientras los militantes van a las reuniones, ellos llegarán a la Secretaría y ellas seguirán vendiendo el periódico. En tiempos del franquismo a las mujeres se las llamaba reaccionarias porque no dejaban ir a sus maridos a la huelga, ahora nadie llama lo mismo a los hombres (muchos de ellos militantes) que no dejan a la mujer participar en la vida política y organizarse. Interesa, tanto a la izquierda como a la derecha, mantener a la mujer marginada, interesa que no se cuestione nunca su papel de esposa, madre y ama de
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