_
_
_
_
Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Venezuela: pobres y ricos

HIZO FORTUNA la frase «Venezuela saudita»: la explotación de la riqueza del petróleo fue mal, irregularmente administrada. Creó un mundo de pobres y ricos, de despilfarro y de miseria. En torno a Caracas, donde el bonito casco antiguo ha quedado ahogado por una red de autopistas, se desploman los «ranchitos» por millares, por decenas de millares: inmensos barrios de chabolas en las que viven una vida imposible gentes del interior, colombianos clandestinos, marginados de todas clases. El delito económico se va multiplicando, los nuevos -y los antiguos- millonarios se defienden en casas atrincheradas, con alarmas y puertas blindadas. Y, sin embargo, Venezuela se planteaba como modelo. Modelo de una socialdemocracia que se trataba de extender a América Latina -como una ventaja indudable sobre el sistema de dictaduras y de represión-, que recibía el apoyo de la Internacional Socialista -y, también, las peticiones de los socialistas de países en que el partido está necesitado-, modelo de una «democracia controlada», donde el acceso dé las clases medias a las superiores es relativamente posible, pero donde las diferencias con los pobres siguen siendo abismales y lacerantes.Por eso se desplomó el poder en las elecciones. No se esperaba que el país pudiera inclinarse hacia la derecha socialcristiana del COPEI. Quizá la socialdemocracia no ofrecía los necesarios perfiles de cambio, no obedecía a sus propias definiciones: una aventura común a los partidos modernos. AD -los «adecos»- dio a Venezuela muchas de sus estructuras políticas modernas: un concepto de democracia, el sufragio universal y secreto, la instrucción pública, la valorización de la mujer; dio una ilusión de izquierda al país, pero, poco a poco, elección tras elección, se fue inclinando a la derecha. Es el conservadurismo del poder; la creación de una nueva clase burguesa, a lo largo del uso de ese poder y de la instalación de adeptos en los puestos de privilegio. Ya está lejos AD. de su fundador, Rómulo Bethancourt, salido de las filas del Partido Comunista. La izquierda se fue al MIR, al PRIN, al MEP, al MAS... Una fragmentación característica. Es también peculiar que la « nueva clase » creada por el poder de Acción Democrática se fuese más a la derecha. Para defenderse. Se fue al COPEI, considerado, asimismo, como centro, pero, en realidad, una derecha -emparentado con UCD, partido que ejerce ahora en los países con constituciones democráticas en Latinoamérica una considerable atracción; el viaje de Suárez a la toma de posesión de Herrera Campins es un espaldarazo a éste-: se ha presentado, sobre todo, como una negación; como una alternativa o un cambio a todo lo que ha dejado por hacer Carlos Andrés Pérez; contra la corrupción, contra la mala administración del petróleo. El COPEI procede de la derecha católica tradicional, a la que ha ido dando un retoque de reformismo; la calidad de ese reformismo se advertirá sabiendo que entre los nuevos ministros hay algunos del Opus Dei. COPEI (Comité de Organización Política Electoral Independiente) ha ido evolucionando desde la extrema derecha a estas nuevas posiciones, pero sin cambiar de hombres. De estos hombres de antes ha surgido un «ala izquierda», y uno de sus representantes es este Herrera Campins, que ya es presidente. Su porvenir, y el del país gobernado por él, resulta, naturalmente, una incógnita

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_