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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La "teología de la liberación": de Puebla a Varsovia

LA «TEOLOGIA de la liberación» -dijo el Papa la semana pasada- se relaciona «a veces demasiado exclusivamente» con América Latina, cuando en realidad debe tener «una razón universal». El discurso fue pronunciado cuando se anunciaba -oficiosamente, por dos obispos polacos tras una larga audiencia con Juan Pablo II- su viaje a Polonia los días 13, 14 y 15 de mayo. Sin embargo, las autoridades polacas han «aconsejado», al parecer, al Papa que retrase su visita hasta agosto. La fiesta de San Estanislao se celebra el 8 de mayo y desde hace años representa el punto cronológico más alto de la hostilidad entre el poder comunista y la Iglesia católica, a la que se unen otros disidentes. Estanislao, obispo de Cracovia, se opuso al poder materialista del rey Boleslao II, alejado de la religión, y el rey le decapitó. La conmemoración se ha utilizado siempre como metáfora contra los excesos del poder y contra el régimen comunista. El papa Wojtyla había aceptado hacer oscilar unos días, respecto al 8 de mayo, la fecha de su regreso a Polonia, de donde fue llamado para el conclave y el papado -« Llamado cuando estaba en Polonia ... » será el título y, por tanto, las primeras palabras de la encíclica inicial de su pontificado, escrita en polaco-, pero no tanto como para salirse de su octava, que quería cumplir precisamente en Cracovia, donde Estanislao fue obispo.Si se apura la coincidencia del anuncio del viaje con el discurso a 10.000 jóvenes reunidos en la plaza de San Pedro, el miércoles 21 de febrero, se verá cuál es la doctrina que el Papa va a llevar a Polonia. La liberación -ha venido a decir- es el proceso espiritual que hace al hombre representante de la «vida personal, individual y social» y debe producirse en cualquier contexto histórico. Hay, por tanto, que «llamar por su nombre» a «la injusticia, la opresión del hombre por parte del Estado o por parte de los mecanismos interiores de los sistemas y los regímenes»; «la liberación, incluso en su significado social, nace del conocimiento y de la proclamación valiente de la verdad, sin manipulaciones y sin falsificaciones», sobre todo en estos tiempos en los que. «se anuncia que la condición para la liberación del hombre sería su liberación de Cristo, de su mensaje, de su amor, esto es, de la religión que definen como una alienación del hombre ». La teología de la liberación, por consiguiente, debe ser fiel a toda la verdad sobre el hombre para poner en evidencia y no sólo en el contexto latinoamericano, sino en todos los contextos contemporáneos.

Puede ocurrir que las autoridades polacas no estén enteramente dispuestas a aceptar que el contenido del mensaje que el Papa polaco lleve a su país sea absolutamente universal, y que lo consideren como demasiado local o demasiado político. Su sensibilidad hacia la resistencia que encabeza la Iglesia en un país de tanta densidad católica podría llevarlas a estimar como un ataque lo que es una doctrina y, probablemente, a lamentar que el Papa haya progresado tanto en este camino que lo que podía resultar ambiguo, equívoco o conservador en Puebla resulte demasiado claro y hasta revolucionario en Polonia. Sin embargo, dificilmente pueden ahora prohibir la visita a Polonia de un Papa polaco sin ser acusados, precisamente, de ser contrarios a la moral de la liberación, y de un exceso de poder que Boleslao II el Atrevido manifestó decapitando a Estanislao, pero que su sucesor Boleslao III el Boquituerto tuvo que reparar fomentando la cristianización del país. Difícilmente se evitará, también, que la ardiente teología de Juan Pablo II sea interpretada como un ataque al comunismo por aquellos que tienen interés en capitalizar esta lucha desde un punto de vista internacional, y por los que dentro de la Iglesia niegas el diálogo entre católicos y marxistas.

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